Envueltas en el olvido y la maleza, y casi perdidas, se encuentran las ruinas de La Mitra, ubicadas en el poblado del mismo nombre, en el corregimiento de Playa Leona.
Para algunos, las ruinas son los restos de un fuerte español, mientras que otros son de la opinión que se trata de una hacienda que funcionó en el lugar a finales del siglo XVIII.
GUARDAN PARECIDO
Las ruinas, guardan un parecido con las existentes en el sector de Bique, distrito de Arraiján, igualmente sumadas en el olvido y destinadas a desaparecer, por la falta de atención de los gobiernos de turno.
Para el historiador chorrerano Rogelio Zúñiga Méndez, para los años 40 las ruinas de La Mitra eran un sitio de visita obligatorio por parte de educadores acompañados de sus estudiantes. En ese período las ruinas estaban en mejores condiciones que las actuales, contaban con cuatro paredes y rodeada de árboles frutales.
Según Zúñiga Méndez, las ruinas eran un sitio de defensa y vigilancia de parte de los españoles, explicación que se da a la existencia de pequeñas aberturas, que en forma de ventanas, dan una clara visión del Océano Pacífico y sus alrededores.
La lucha por preservar esta parte de la historia de La Chorrera, inició en 1958 por él mismo, cuando se percató que las paredes se estaban cayendo y comenzando a cubrir la maleza.
No obstante la lucha ha sido en vano y aún hoy encontrar el sitio exacto en que se ubica lo poco que queda de las ruinas es difícil por la maleza de los alrededores.
Otro problema, que las nuevas autoridades deben intentar resolver es la opción de venta por parte de la Reforma Agraria de los 7 mil 490 metros de tierras en donde se ubican las ruinas, y para lo cual existen varios compradores.
En el caso de las ruinas de Bique, en el distrito de Arraiján, las mismas se ubican en cerca de la playa y está construida con ladrillos.
Las edificaciones, en sus inicios eran un lugar de alojamiento de los españoles a orillas del mar, en una extensión de terreno de seis hectáreas.
La historia relatada por algunos de los moradores, dan cuenta de otro uso.
Las famosas ruinas albergaban un claustro, aislado a orillas del mar, administrado por monjes de la Iglesia Católica, quienes acudían allí para meditar la palabra de Dios.
Familias de clase pudiente acudían al claustro para internarse y aislarse del mundo cuando requerían de un momento de tranquilidad y reflexión para desahogar sus penas, otros decían que era una prisión de la época para detener a los rebeldes.
Cuentan además que para la década del 50, las bases de la estructura se encontraban en perfecto estado, las columnas eran enormes, pero el tiempo las fue derrumbando poco a poco hasta quedar sumamente reducidas e inclusive una de las estructuras ubicada por el área del Puerto de Vacamonte, desapareció.