La venta de chances y billetes de la Lotería Nacional casados con otros números o con "one two" es un mal que sufren desde hace décadas los panameños. Se abusa del comprador y no hay autoridad capaz de ponerle un alto a esa mala práctica.
Casi todos los directores miraban hacia otro lado y no eran capaces de aplicar los correctivos para frenar esa situación. El caso extremo se dio recientemente en el sector de la 24 de Diciembre, cuando una billetera agredió con un objeto cortante a una compradora en medio de un le reclamó por el pago de un "one two".
La dirección de la Lotería advirtió que le quitará la libreta a la agresora y anunció que a quienes sean sorprendidos vendiendo chances casados, se les suspenderá la venta por tres sorteos y tendrán que pagar el depósito equivalente a B/.1,500.
Sin embargo, de no existir una adecuada vigilancia por parte de inspectores de la Lotería, la advertencia quedará en letra muerta y al poco tiempo los billeteros volverán con lo mismo.
El negocio de la Lotería oficial representa ventas anuales estimadas en B/.500 millones y el pago de B/.352 millones en premios, pero otra gran parte de la actividad se lo llevan los vendedores de chances clandestinos a los que muchas veces recurren los compradores hastiados de que los billeteros les vendan números casados.
Resolver el problema no es complicado. La Lotería tiene un pila de inspectores que muy bien puede enviar a los centros comerciales para que capten las denuncias de los compradores. No se trata de operativos encubiertos, deben ser funcionarios debidamente identificados para que tanto los billeteros como los clientes sepan que hay alguien vigilando, para que no se vendan chances ni billetes casados.
Al mismo tiempo el gremio de los billeteros debe instruir a sus afiliados, para que cesen de una vez por todas esa mala práctica que sólo sirve para proyectar una mala imagen de ellos.