El 16 de marzo de 1988, en los últimos días de la guerra entre Irán e Iraq, las fuerzas armadas iraquíes de Saddam Hussein lanzaron un ataque con armas químicas sobre la ciudad kurda de Halabja. Este ataque, considerado como un genocidio, acabó con la vida de 5 mil personas y dejó con lesiones permanentes a 10 mil, la mayor parte de ellos civiles.