Aunque ha dado muchas glorias al deporte nacional e internacional no se puede dejar a un lado la cruda realidad social y económica que vive la comunidad de Puerto Caimito.
Problemas de desempleo, desintregración familiar, violencia intrafamiliar, droga y la existencia de bandas por la falta de valores, aqueja a esta comunidad pesquera, que poco apoyo ha tenido de parte de los gobiernos de turno.
El ingeniero Darío Vallarino, dice que desde que llegó a Puerto Caimito, desde hace 22 años, se quedó sorprendido de ver la promiscuidad que existe en el lugar y hombres que van dejando hijos con 3 y 4 mujeres, sin una raíz de hogar para tener una ciudadanía con principios morales.
Para Vallarino, gerente de la empresa PROMARINA S.A., en Puerto Caimito, son las mujeres las que se echan el problema del hombre, y las que luchan para ver cómo sacan a sus hijos adelante, dentro de todo el ambiente negativo que hay, en muchos casos con la ausencia del padre.
"Ahí está el caso del jugador José Garcés, quien es un muchacho muy tratable, pero se dejó llevar por ese oleaje del momento que estaba de moda, y cómo le ha costado salir del problema", comentó la fuente.
Según el ingeniero Vallarino, en Puerto Caimito se hace necesario establecer una especie de cruzada, en conjunto a la Policía Nacional, la iglesia, educación, salud y los clubes cívicos en la promoción de los valores morales.
Aunque muchos "porteños" se quejan de la falta de empleos, esa opinión no es compartida por el entrevistado, quien señala que en Puerto Caimito, corren miles de miles de balboas en temporada, pero el dinero de los pescadores queda en las cantinas.
Manuel "Pelé" Garcés, padre de 8 hijos, 4 varones y 4 hembras, que atribuye a la falta de recursos, el hecho de que sus hijos no hayan podido pasar del sexto grado.
Uno de sus hijos es el famoso jugador José Luis Garcés, que sólo pudo llegar a un tercer grado, "porque la cosa estaba dura y me sacaron del barco donde yo andaba pescando y no pudo seguir la escuela y así quedaron ellos".
En Puerto Caimito existen bandas, que en ocasiones ha generado enfrentamientos por la lucha del territorio para la venta de la droga, aunque muchos reconocen que quieren salir de ese mundo, pero no tienen otras oportunidades.
"Nosotros queremos que alguien nos ayude a salir adelante, con una escuela de fútbol, para ser lo mismo que José Garcés y estar allá arriba", dijo un joven de 15 años.
DESINTEGRACION FAMILIAR
La doctora Diniaris Chong de Morales, directora médica del centro de salud del lugar, reconoce que la desintegración familiar es grande, ya que en muchos casos la mujer es padre y madre, y el hombre sólo aporta los alimentos y no se ocupa de nada de los hijos.
Agrega que la desidia de los padres de familia es tal, que no se preocupan ni siquiera por su salud, porque todo el personal de enfermería tiene que ir a sus casas a vacunarlos, a pesar que el servicio es gratuito.
La deserción escolar es otro de los problemas que aqueja a la comunidad de Puerto Caimito, en donde las madres matriculan a sus hijos, pero casi al final del año van dejando de mandarlos a las escuelas, quizás por el aspecto económico que se los impide.
El hecho de vivir en un puerto donde nadie se muere de hambre porque el que no pesca, teje el trasmallo, reparan los botes y otros decaigan el marisco; hace que el muchacho desde que sale de sexto grado se vuelque al mar dejando a un lado los estudios.
IGLESIA EVANGELICA AL RESCATE DE LOS JOVENES
La iglesia evangélica, a través del pastor Sergio Alexis Reyes, ha jugado un papel importante en esta problemática.
Dice que cuando llegó al lugar había mucha violencia y droga, pero Dios les ha permitido hacer un movimiento en la población que ha permitido rescatar a jóvenes del mundo del vicio.
Actualmente, trabajan fuertemente con un grupo de 80 jóvenes, que están llevando a otros a la iglesia, donde reciben orientación de cómo convivir en la sociedad, enfermedades de transmisión sexual, adicional al aspecto espiritual.
Para el pastor todo el esfuerzo que se haga para rescatar a la juventud del ambiente en que se encuentra vale la pena y considera que las autoridades tienen que ver mucho en ese problema, porque la Policía no debe ser sólo un ente represivo.
En tanto, la mayoría de los "porteños" opinan que la falta de empleo es la necesidad más grande que aqueja a los moradores de esta comunidad.