Para educar a gente hermosa como nosotros, se necesita que los 10,000 que dice Pedrito, nos permitan a los 3 millones que sobrevivimos, las facilidades para sentirnos importantes y merecedores de respecto tanto de nuestros familiares, vecinos y de los propios maleantes que según el filólogo Altamiranda, generalmente nos han gobernado.
Esta tarea requiere de mandatos decentes, modos de relación entre los ciudadanos, celo de las propiedades del Estado, de las cuales todos somos propietarios y expresiones culturales con las que nos sintamos cómodos, no como estamos recibiendo ejemplo escalofriantes de diputados enseñando las chácaras, madrugonazos aprobando leyes y dando excusas baladíes de: "Me metieron un gol..." Es decir Panamá debe evitar la chabacanería y el poco importa para comenzar a construir un modelo de vida con una estética digna de un país privilegiado, sobre todo por su importancia de tránsito mundial.
Dejo claro, que la educación escolar no es asunto prioritario de este comentario, me refiero por ejemplo a educar al pueblo para que no tire la basura en la calle, a que mantenga sus patios limpios, sea menos grosero y que contribuya personalmente al aseo y ornato de sus entornos. Sabemos que existen ciudadanos en barrios y ciudades que pueden asumir el reto de educar con el ejemplo a mejorar conciencias y actitudes.
La calidad de la educación no es solamente la obtención de títulos, muchos doctores lanzan desperdicios desde sus autos y centenares de abogados dejan que sus empleadas depositen los cartuchos con espinas de pescado en las isletas de las barriadas, a sabiendas que el carro de la basura no las recogerá nunca, lo mismo que muchos ingenieros y licenciados de todas las especialidades no dejan dormir con sus aparatos musicales a todo volumen, así como cientos de propietarios de perros que cuando los sacan a pasear no recogen la descarga de mojones de sus inocentes animalitos. En este sentido, todo el que pueda eduque a este pueblo de gente hermosa.