Roger Federer defenderá por cuarta vez su corona en el Abierto de Estados Unidos, tras derrotar ayer al serbio Novak Djokovic por 6-3, 5-7, 7-5 y 6-2, en un gran encuentro del jugador suizo que volvió por sus fueros en esta semifinal.
Federer, que no había vuelto a ser el mismo desde que perdió la final de Wimbledon ante Rafa Nadal, en esta ocasión sí que recuperó ese tenis elegante, espectacular y eficaz, y además ante un rival de la envergadura de Djokovic, con el que precisamente jugó la final del Abierto de Estados Unidos el pasado año.
Pese a la amenaza de lluvia, el partido pudo jugarse sin contratiempos, aunque con una gran humedad en el ambiente que pareció no afectar al ex número uno.
El duelo comenzó con mucho ritmo, aunque desde bien pronto se observó que Federer estaba muy metido en el partido. Un 83 por ciento de efectividad en su primer servicio permitió al jugador suizo sumar con mucha facilidad los juegos que sacaba, mientras que al resto consiguió el break en el cuarto para adjudicarse con mucha celeridad la primera manga en apenas 24 minutos.
Djokovic metió una marcha más al partido en el arranque del segundo parcial y metió mucha presión, con un juego muy agresivo.