Elección para la compra del pavo. Si lo compra entero, debe ser con pechugas y piernas redondeadas, su piel debe ser blanquecina, con un ligero tono amarillo cremoso, jugosa, pero no húmeda.
Antes de cocinar el pavo es importante enjuagar su cavidad bajo el chorro de agua fría para extraer cualquier resto de sangre o humedad que puedan contener bacterias. Una vez lavado, séquelo con papel toalla y retire los restos de pulmones con unas pinzas.
Al momento de prepararlo, piense en el día de su cocción, pues muchas expertas en la cocina dicen que es mejor marinarlo dos días antes de meterlo al horno.
Para que el pavo conserve su forma bonita durante la cocción, los muslos y alas deben atarse antes de ponerlo a cocer. Puede hacerlo con unas brochetas de metal o con una aguja grande de atar y con hilo pabilo.
Por seguridad y para asegurar un buen cocimiento, debe medir la temperatura interior del pavo con un termómetro para carnes.
Si no dispone del termómetro necesario, y su pavo no tiene relleno, puede asegurarse que está bien cocido de la siguiente manera: pique el pavo con un tenedor en diferentes lugares. El jugo que salga debe ser claro, sin señas de color rosa. Espere 20 minutos antes de sacar el relleno, rebanar y disfrutar su pavo. Si no tiene un termómetro, es más aconsejable que hornee o cocine el relleno fuera del pavo, en un recipiente aparte.