La temporada de compras navideña ha comenzado oficialmente, en momentos en que la tercera partida del Décimo Tercer Mes para los servidores públicos ya ha sido entregada, y faltando una semana para que ocurra lo mismo con la mayor parte del sector privado.
Eso sin contar a las empresas que entregan bonificaciones de fin de año a sus empleados.
Apenas estamos comenzando diciembre, pero desde hace ya varios días se siente el agobiante tráfico decembrino en la ciudad capital, y los principales centros comerciales están repletos de compradores cargando a duras penas enormes bolsas de tiendas por departamentos.
Es un desenfreno consumista que en la mayoría de los casos desaparece los referidos décimo y bono; adicionalmente mordiendo buena parte de la quincena.
En parte es justificado, por cuenta de las ya conocidas tradiciones sobre regalos para el Día de las Madres y la Navidad. No obstante, como consumidores podemos racionar algo las compras propias de la época, y con el excedente separar algo para el ahorro personal y/o proyectos futuros.
La cultura del gasto desenfrenado del panameño no solo se aplica a las compras navideñas. Hemos sido testigos en los últimos 2 meses de como las rebajas en el precio del combustible han hecho que las calles se tornen aun más intransitables de que costumbre. Apenas tenemos algo de dinero extra en el bolsillo, lo fumigamos inmediatamente.
Solo resta rogar que no suceda lo mismo con el consumo eléctrico una vez entren en vigencia las rebajas en la tarifa de luz y se elimine la cláusula de combustible, ya nuestra prudencia al usar este servicio no solo involucra el monto del recibo, sino la posibilidad de que no se produzcan apagones programados en el futuro.