Las lecturas de este domingo nos invitan a preparar la venida del Señor. Su venida es inminente. Antes de la llegada del Señor se han enviado mensajeros que están preparando el camino, para que, cuando llegue este día, todos hayan renovado su interior y puedan aceptarla. Todos tenemos que prepararnos, ¿cómo?, limpiando nuestro corazón y enderezando los caminos que no nos conducen al encuentro con Cristo.
En el comienzo del Evangelio de Marcos se nos plantea la invitación de Juan el Bautista a la conversión para el perdón de los pecados. La gente acude a él porque cree en su palabra y muchos se bautizan. El Bautista anuncia que él no es el Mesías, sino que detrás de él vendrá el verdadero Mesías, el que bautizará con el Espíritu Santo. Con ello, Juan está preparando el terreno para que el verdadero Mesías llegue y sea acogido por todos.
La invitación del evangelio es a preparar el camino del Señor, a enderezar las sendas que no conducen a la salvación. El Reino de los cielos está en medio de nosotros, Dios lo ha colocado para que desde ahora lo comencemos a vivir, pero, para ello, es necesario escuchar la Palabra, vivirla y ponerla en práctica. La invitación al Reino de Dios es para todos, pero cada uno es libre de acogerla o rechazarla. No seamos indiferentes ante el anuncio de la llegada de Jesús, el verdadero Mesías. Él es quien nos da la vida y vida en abundancia.