Muchas veces, los hechos noticiosos encierran grandes vivencias y emociones que pasan desapercibidas. Uno de esas ocasiones son las rondas de negociaciones con USA.
La superación de las distintas dificultades que enfrentaban los productores agropecuarios panameños, en esta ultima ronda -se realizaron mas de 500- no es como el panameño común piensa. Los productores, diplomáticos y técnicos tanto de los ministerios de Desarrollo Agropecuario y de Comercio, estaban desde las siete de la mañana, dando vueltas, repasando los borradores y esperando ansiosos el informe oficial de avance.
Como el informe podía ser a cualquier hora, la tensión subía y crecía. Se respira en el ambiente. Los interesados están cansados, no duermen ni comen bien y tampoco saben a que hora se acostaran.
Los TLC aun se mantienen para algunos, en un tema conflictivo. Plantea amenazas y desafíos, pero, la mayoría avala los beneficios que puede producir. De aquí el esfuerzo del gobierno para que los empresarios, a quienes corresponde, puedan aprovechar dichas oportunidades. Todo esto deberá significar una verdadera transformación del agro nacional, tal como lo han experimentado los santeños, quienes gracias al melón y la sandia, han elevado el ingreso promedio por hectárea e incrementado el numero de jornaleros contratados.
El tratado con los Estados Unidos, es importante porque cerca del 50 por ciento del comercio internacional nuestro se hace con ese país, que posee un mercado potencial de 300 millones de habitantes con un alto poder adquisitivo. Pero, además, del 40 por ciento de pobreza que existe en Panamá, un 48 esta en las zonas de producción agrícola y el 65 por ciento, en el área rural.
Por lo tanto, el desafío pareciera estar en organizar y capacitar de tal forma a los pequeños productores, para que puedan afrontar con un adecuado éxito, tan significativa transformación.
