Encontrar un modelo de vida que se adapte a la manera de vivir particular de cada ser humano es imposible.
Las normas son establecidas dentro de un sistema determinado y ésta es precisamente la invitación de la liturgia de hoy.
Dios da unas reglas que el hombre desde su dimensión las acepta para llevar a cabo el proyecto de Dios en su vida. Descubrir la voluntad de Dios sólo es posible respetando y aceptando al otro como prójimo.
Un mandamiento que da vida
Cumplir los mandamientos hoy se ve como algo fuera de tiempo, principalmente por aquellos que quieren plasmar un proyecto de vida sin tener en cuenta a Dios.
La Ley de Dios ha quedado en un segundo plano para darle un papel protagónico a la ley humana.
Los procesos de crecimiento y evolución de las culturas son diversos y en los últimos años han ocurrido de forma muy rápida, pero esto no es excusa para excluir a Dios y al otro de la realización de nuestros proyectos.
Todo cristiano católico no debe descuidar que su proyecto de vida lo debe fundamentar en la persona de Cristo, por tanto, la invitación del evangelista Mateo hoy es clara: Dios supera toda fórmula humana y �l fundamenta toda propuesta de amor que quiera hacer el hombre.
Amar a Dios con todo el corazón y con toda la mente a la vez implica amar al prójimo, incluso más que a nosotros mismos.
Por esto, el amor fraterno se presenta como la forma más cercana de cumplir y de asimilar los mandamientos.