El alza de los precios de la canasta básica familiar ya ahoga a los panameños. Con un salario mínimo de 285 balboas mensuales, los trabajadores apenas logran los ingresos mínimos necesarios para comer.
Para muchos hogares, la situación es insostenible. Las encuestas ya revelan que esa es la principal preocupación de los panameños. Ya hay manifestaciones en diversos puntos del país, porque el pueblo ya no soporta más.
Así las cosas, no se observa una acción fuerte del gobierno para frenar esa inflación que ya alcanza niveles nunca antes vistos en el país. Las autoridades no salen de los discursos y las argumentaciones en torno a las leyes de la oferta y demanda, como si un pueblo hambriento entendiera de esos asuntos.
En vez de ejecutar una acción enérgica para frenar el alza de la canasta básica de alimentos, se buscan toda clase de explicaciones y argumentaciones, pero no se hace nada. Sin duda que estamos ante una situación explosiva y el gobierno y los empresarios no parecen entender eso.
En una sociedad democrática y donde impera la libre empresa es justo que los comerciantes logren ganancias razonables, pero no se puede abusar con los precios. Las autoridades responsables de proteger a los consumidores, también deben ejercer sus responsabilidad y no limitarse a monitoreos y decomiso de productos vencidos. El pueblo con sus impuestos paga los exorbitantes salarios de esos funcionarios y exige una acción firme, de lo contrario que renuncien.
La situación que viven a diario muchos hogares pobres del país reclama una acción urgente del gobierno, de lo contrario esos funcionarios serán responsables de lo que pueda suceder en el país. Ojalá despierten y aborden el problema de una vez por todas.