Lleva 60 años de estar haciendo pan. Heredó la panadería de su madre. Completamente sola crío a sus cuatro hijos (tres mujeres y un varón); desde que eran pequeños, le ayudan en ese duro trabajo; porque lo realizan en las horas que los demás duermen. También tuvo porqueriza, y atrapaba peces en corrales en las playas. Hoy se le nota cansada; pero como ella lo expresa, muy feliz con sus hijos, nietos y bisnietos que ha podido educar: con esfuerzo, tenacidad, constancia, firmeza, tesón, perseverancia, paciencia, empeño, persistencia, honradez, y sobre todo cariño y amor a los suyos y a los que la tratan. Esa señora es Valentina Collado (“la Tía Vale”, así le llaman los que la conocen) en Monagrillo, Chitré.
ESFUERZO
Valentina Collado ha tenido que esforzarse al máximo en su vida, ya que sola y con cuatro pequeños hijos tuvo que hacerse cargo de la panadería que le dejara su señora madre. Desde entonces (60 años) su negocio ha prosperado; por eso es muy conocido en la región, incluso le compran el producto para llevar a la ciudad capital.
TENACIDAD Y CONSTANCIA
Le ha demostrado a todos los que la conocen, ser una mujer tenaz en este difícil trabajo; porque jamás su panadería ha tenido que cerrar sus puertas, al contrario, se nota una marcada mejoría a través de los años. Hoy es totalmente diferente a como era hace 20 años. Ha cambiado de horno en cuatro ocasiones, cada vez fueron de mayor capacidad.
FIRMEZA
Es una mujer firme en su trabajo y sus convicciones. Católica creyente por excelencia. Es desprendida con el que necesita su ayuda, aunque no le gusta que se diga lo que hace con los despojados de la fortuna.
PACIENCIA Y EMPEÑO
Ha tenido mucha paciencia y empeño en lo que ha hecho en su vida. Ya dijimos que inició sola; después vino Zuleika su hija mayor y su brazo derecho, le siguen Berta, quien está casada en los Estados Unidos; Milly y Luisito. Todos, desde pequeños trabajaron con ella. Iniciaban las labores de hacer pan, desde las 11: 00 p.m., hasta el amanecer, de lunes a domingo.
La panadería sólo proporcionaba el producto al corregimiento de Monagrillo; después necesitó comprar una camioneta para repartirlo por todo Chitré y otras regiones de Los Santos.
PERSISTENCIA
El negocio crecía y crecía, por lo que tuvo que contratar empleados para aliviar la carga a ella y a sus hijos. Desde entonces (más de 20 años) ha tenido a muchos empleados. Como enfermó de la columna, contrato a especialistas asadores.
Su hija mayor le dijo que ya no trabajara más; que ya había hecho mucho por ellos. Zuleyka le dijo que en adelante se encargaría de la panadería. Por lo que se fue por un tiempo para el norte a donde su otra hija; pero la nostalgia, su gente y su trabajo del alma, hicieron más rápido su regreso a su querido Monagrillo.