Varios estudiantes quedaron asombrados. El sujeto había lanzado una expresión que llamó la atención de los jóvenes. Yo me sonreí y le contesté: "todos los gobiernos tienen algo bueno y algo malo".
Terminaba la mañana del sábado nueve de septiembre. Me encontraba con estudiantes de tercer año de Periodismo, haciendo un reportaje sobre el nuevo mercado público.
Fuimos a conocer el curioso "mercado de piso" que es el Terraplén. Al regresar, ese panameño humilde que lee mi columna gritó: "Milciades Ortiz, ¡el enemigo de todos los gobiernos!".
La frase no la dijo como crítica ni en forma negativa. Parecía un elogio.
Expliqué a los estudiantes que el periodista que hace artículos de opinión, debe ser equilibrado. Hay que decir lo bueno, lo malo y lo feo de los gobiernos, aunque eso a veces moleste a más de uno.
Aprovecho la curiosa frase para hacer un corto análisis de los cuatro gobiernos de este período democrático, luego de la caída de la dictadura militar por la invasión de E.U.
Al gobierno del señor Endara le critico que no cambió la Constitución de los militares. Tampoco metió a la cárcel a todos los bellacos que abusaron durante la dictadura.
Aplaudo de Endara el ambiente democrático que permitió la rápida recuperación económica del país.
Sobre la administración del señor Pérez Balladares debo decir que me opuse tenazmente a la privatización de los teléfonos y la luz. No me comí el cuento de que serían buenas para el país.
Los años me han dado la razón. Debo aplaudirle su afán de modernizar las carreteras y hacer autopistas en la Interamericana.
Sus intentos por mejorar la economía con la bendita "libre competencia" tampoco fueron muy efectivas.
Del gobierno de la señora Moscoso critique el ambiente de suspicacia y bochinches que a veces rodeó su administración.
Nunca estuve de acuerdo con sus regalitos de finos relojes y carteras a los antiguos "Honorables Legisladores".
Menos sus comentarios negativos sobre el periodismo. Tampoco que hubieran dejado dañarse parte de la vía Santiago-David.
Reconozco sus afanes por mejorar el nivel de vida de los humildes productores del campo.
De Martín critico los regalos de treinta y cinco balboas a los pobres. Reconozco que enfrentó "al toro por los cachos" con la nueva Ley del Seguro Social y la ampliación del Canal.
Ya ven... ¡enemigo no soy...!