Se plantea problemas de interrelaciones de color y formas, creando a veces un intrincado dibujo de azulejos; en unas cuantas de sus telas hay implicaciones decorativas y en sus figuras de mujeres sobre todo en su óleo más grande-, elegancia e intimidad. Matiza con invariable buen gusto y el proceso de su obra revela una creciente aproximación a lo esencial. Zachrisson refrenda más difícilmente su inquietud. Sabe dónde están los planteamientos más difíciles y no los rehuye; por ejemplo, en sus diversas tentativas para lograr efectos dinámicos jugando con la trabazón entre los fondos y los primeros planos.
Su paleta es más sobria y suele llegar a curiosas atmósferas casi sombrías -acaso por oscura herencia de sus ancestros marineros -. Otras veces, con muy pocos elementos -una figura central y fondos planos- consigue discreta movilidad. Es posible que se vaya inclinando al más cuidadoso tratamiento del color, pues en casi todos sus cuadros se advierte preocupación por los pigmentos.
La exposición es pequeña; pero basta para acreditar pasos firmes. Es difícil predecir el rumbo de los artistas verdaderos; cada periodo del oficio encarna un nuevo descubrimiento del mundo y de uno mismo, en proceso alucinante e ilimitado. Y aunque la permanencia en un medio tan rico en movimiento de plástica como México sólo puede abrumar a quienes no cuentan con una sustancia genuina, será interesante comprobar, dentro de algunos años, la huella que deje en estos dos pintores en plena formación. Que no Viva, Crítica en Línean allá impunemente es lo mejor que podemos desearles, para su bien y el de la esperanza que en ellos ponemos".
Maldonado recuerda con añoranza su estadía en Guatemala, y refiriéndose al pueblo guatemalteco nos dice: "cuando el Chapín te da la mano te da el corazón". De Guatemala viajaron directo a la capital mexicana. Zachrisson se hospedó con unas amistades; Maldonado se fue a residir a una pensión propiedad de unos españoles mientras encontraba algo más económico. Al día siguiente de la llegada, fueron al Instituto Nacional de Bellas Artes con el fin de matricularse. En la entrevista que sostuvieron con el Director, le mostraron algunas de sus obras así como un diario que habían confeccionado con recortes y datos de las experiencias vividas durante el año que duró la travesía por Centroamérica.
El Director quedó tan impresionado por el esfuerzo y la tenacidad de estos jóvenes por llegar a México, que les rebajó la matrícula y la mensualidad. Esto provocó el enojo de los demás estudiantes extranjeros que al reclamarle al director del porqué estos dos panameños pagaban como mexicanos, éste les contestó: "Si alguno de ustedes me presentan un diario como el de los panameños no sólo pagarán menos, sino que estudiarán gratis. Zachrisson tuvo la ventura de obtener una beca del Gobierno panameño. Maldonado no corrió igual suerte.
Estudió siete años en México, cinco en el Instituto de Bellas Artes y el resto en el Centro Mexicano de Arte y en las Galerías Chapultepec. Recuerda a su maestro Enrique Assad e Ignacio Aguirre, de pintura; Mariano Paredes y Carlos Alvarado Lam, de grabado, y el muralista norteamericano Pablo O'Higgins.
En México, participó en no menos de veinte exposiciones. Conserva los catálogos de todas ellas. Tuvo predilección por la figura humana. Cultivó el grabado. Ejecutó excelentes retratos entre estos dos autorretratos, uno ganó premio en una exposición celebrada en Aguascalientes. Posaron para él distinguidas damas mexicanas, para mencionar los óleos de la Dra. Eva Liberman y su hermana y el de Eva Bram.
En 1960 retorna a su patria. A diferencia del viaje de ¡da por carretera que le tomo un año, su regreso por avión duró pocas horas. Desafortunadamente, envió por carga siete de sus cuadros, los cuales se perdieron en un incendio que destruyó la aduana de esta ciudad. "Esta tragedia, nos dice, la vi por televisión".
Llegó con deseos de transmitir a los jóvenes artistas sus conocimientos adquiridos durante su larga estadía en la capital azteca. El no pertenecer a ninguno de los partidos políticos de la época demoró su nombramiento como profesor de arte. Finalmente, gracias a la gestión del Profesor Ovidio de León, por esos días encargado del Ministerio de Educación, es designado Profesor de dibujo y grabados en el Colegio Ángel María Herrera, en Penonomé.
En 1961, al iniciarse el nuevo año lectivo es nombrado profesor de dibujo y grabado en la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, en Santiago de Veraguas. Catorce años estuvo en esa prestigiosa casa de estudios.
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El no pertenecer a ninguno de los partidos políticos de la época demoró su nombramiento como profesor de arte.