El estado de la Florida, como todos los Estados de la Unión, están saturados de casos delictivos y domésticos, por tal razón se creó Salas Especiales que dirimen situaciones de esa índole. Una famosa cadena de televisión en los Estados Unidos tuvo la genial idea de hacer creativo un renglón especial de estos casos y llevarlo a las pantallas chicas. Uno de ellos: Sala de Parejas donde nos muestra eventos que se seleccionan por su colorido o litigio y que en la mayoría de los casos, terminan liándose a golpes, que por "cultura popular" no se llegan a términos violentos o que no se puedan filmar.
Una de estas personalidades, abogada de profesión por más de 15 años, se le nombró árbitro para dilucidar casos, haciéndonos interesantes y con mucha maestría y humanidad. Muy pocas veces se sale "del tiesto" con posiciones no acordes con los sentimientos de los espectadores en nuestro país. Se basa los fallos en la justicia de la ley en el estado de la Florida. La televisión local, aprovechando con verdadero tino, la popularidad de este sugestivo personaje, La jueza Ana María Polo arriba por segunda ocasión a suelo panameño, esta vez, con una gran promoción y una fabuloso despliegue publicitario.
Todo no queda allí. Aprovechando su gran carisma, una empresa de telefonía la contrata con un estupendo arreglo económico, amén de otros eventos patrocinados por empresas locales, haciendo simpatiquísima la llegada de esta singular figura de la televisión americana que en dualidad de funciones, cae en aforismo perjudicando al Estado y nuestros gremios sindicales.
La funcionaria extranjera ejecuta un trabajo como artista al emitir conceptos publicitarios que sólo pueden hacerlo los nacionales, y con carnets especiales de "locura". Ella no los posee, ya que por ley señala, debe portarlo. Además no cotiza, como dice la ley, al fisco ni a los sindicatos respectivos. Nuestros artistas, ni siquiera los panameños comunes, podemos llegar a ningún país extranjero a hacer "cuñas" o brindar consejos comerciales en el lugar que visitemos. Sencillamente, nos deportan, nos multan y nos cierran las entradas. Nos acercamos a las instancias respectivas para indagar sobre los pasos a seguir y nos dijeron con desplante: Caso cerrado. Posteriormente escribiremos sobre "La Oreja de Van Gogh" y de Luis Miguel.