El peaje por el uso de los dos tramos de la autopista Panamá-Colón tendrá un costo excesivo para los automovilistas. Al dueño de un auto pequeño le costará 14 balboas ir a la Costa Atlántica y retornar a la capital; a los conductores de autobuses se les cobrará 20 dólares sin contar el tramo del Corredor Norte hasta el ingreso a la autopista.
Las tarifas ya han provocado un movimiento de rechazo entre los colonenses. Resulta prohibitivo para un trabajador de la Zona Libre viajar diariamente por la autopista, ya que al cabo de un mes tendría que desembolsar 280 balboas mensuales sólo en peajes y en un año, la cifra sería de 3,360 balboas.
Las empresa PYCSA y Odebrecht tendrán que llegar a un arreglo con el Estado para bajar sus tarifas, porque resultan excesivas de cara al ingreso que percibe la mayoría de los colonenses, de lo contrario sólo tendrían como usuarios de esa carretera a los grandes empresarios de la Zona Libre.
La autopista era necesaria, pero su uso debe tener precios módicos. Una obra que demoró 15 años en terminarse en su totalidad, debe servir para acortar distancias entre las dos principales provincias del país, pero no a costa de vaciarle los bolsillos a los ciudadanos.
Para colmo, el nuevo tramo de Madden a Colón, cuyo peaje mínimo será de 4.00 balboas ha sido cofinanciado por el Estado panameño que le concedió a la empresa brasileña Odebrecht un financiamiento puente de 100 millones de balboas y un adelanto en el pago de los peajes por 41 millones de balboas.
El gobierno y los concesionarios deben estar claros que hay un movimiento de rechazo a los nuevos peajes y que además existe una realidad: gran parte de la carretera Transítmica está en pésimo estado. Hay que escuchar la voz del pueblo, que ya lanzó una advertencia y no pretende pagar precios prohibitivos por el uso de esa carretera.