En esta época de vacaciones, es cuando los niños necesitan una alimentación repleta de vitaminas y nutrientes que los ayuden a desarrollar todas sus habilidades, y a prepararse adecuadamente para el nuevo año escolar.
La carne de pollo es la más vendida en el mundo y en nuestro país ocupa el primer lugar en consumo por la versatilidad de sus platos, ya que existen más de 10 mil formas de preparar el pollo.
POR CADA PORCION
El Dr. Amir H. Nilipour, autoridad en la investigación y desarrollo del pollo, menciona que "este alimento no tiene límites en cuanto a quién lo puede consumir o cuánto debe comerse al día, debido a la gran cantidad de proteínas, vitaminas y minerales que aporta a nuestra alimentación".
Además, es una buena fuente de proteínas, con aminoácidos esenciales de fácil digestión. Si ingerimos un filete pequeño de pechuga de pollo, estaremos aportando a nuestro organismo el 30% de sus necesidades medias de proteínas diarias.
En cuanto al contenido de grasas, el pollo se caracteriza por el bajo aporte de las mismas, y como consecuencia, el pequeño riesgo de padecer colesterol. Una de sus ventajas es que puede quitarle la piel para disminuir la cantidad de grasa y dejando "grasa buena", con efectos positivos en la salud cardiovascular.
Otro de los grandes aportes son las vitaminas. Predominan las del tipo B; la niacina o B3 transforma el alimento en vitamina; mientras, la B6 favorece la formación de glóbulos rojos y el buen funcionamiento del cerebro. La vitamina B1 colabora con el correcto trabajo del sistema nervioso, del corazón y del cerebro, y la B2 cuida de nuestro aspecto externo, principalmente, del pelo, las uñas y la piel. Además, esta carne contiene ácido fólico, imprescindible para evitar problemas durante el embarazo o enfermedades cardiovasculares.
El pollo es también fuente de minerales como el fósforo que nos ayuda a mantener sanos los tejidos cerebrales, y al mismo tiempo, cuidar nuestros huesos y dientes. También obtenemos hierro, imprescindible para el sistema inmunológico. Por último, la ingesta de este alimento nos proporciona un tercer mineral, el potasio.
TIEMPO DE COCINAR
Hay que tener claro que al cocinar los alimentos se pierde hasta un 2% de los valores nutricionales, pues es necesario con 160 F para evitar posible contaminación con baterias o enfermedades. Así, un filete a la plancha o que se haya cocinado mediante un horneado rápido, conservará la mayor parte de sus cualidades. Pero, a mayor cocción menos se conservan los nutrientes en la carne.
Para los infantes esta carne es ideal, como una forma de valorar los alimentos. A partir de los seis meses de vida, podemos incluirla en la dieta de los más pequeños, ya que se digiere bien, se puede combinar con muchos alimentos y es altamente nutritiva. Durante el embarazo, su aporte de vitamina B y ácido fólico la convierten en una de las mejores formas de evitar la espina bífida. Además, se aconseja que durante la gestación y la lactancia se tomen dos raciones diarias de alimentos proteicos, entre ellos, pechugas u otras partes del pollo.