El 14 de marzo de 2003, Julissa se ratificó de la declaración jurada que realizó ante la PTJ, donde se le formularon cargos por el delito de privación de libertad y señaló a terceros involucrados en la desaparición de la niña "Moniquín".
El 25 de marzo, en una ampliación, reveló que la menor fue llevada a una finca durante 15 días, propiedad de un hombre que solo identificaba como "Mudo", un nuevo personaje en la historia de la desaparición de Mónica Serrano. Se trataba de José Baltazar Vera Andrade, quien tenía una finca en Nuevo Arraiján cerca del matadero.
El 23 de junio, Julissa Ortega dijo que no tenía conocimiento de dónde estaba la niña Mónica. Sin embargo, pensaba que podía estar en Nicaragua.
En la Sentencia No. 35 dictada el 3 de febrero de 2009 por el Juzgado Primero de La Chorrera, se destaca que Julissa se presentó en la casa de Jorge Jaén, en Loma Bonita, Casco Viejo quien le señaló que quería secuestrar a la pequeña y que ella sería la autora material.
Fue a las 5:30 de la tarde cuando se perpetró el secuestro de la infante. Para engañarla se le mostró un caramelo, Julissa agarró a Mónica, corrió, bajó la loma cercana a la casa de la abuela de la niña y abordó un vehículo para salir con destino a la urbanización Vacamonte y en una tienda compró una leche Klim, cornflakes, Gerber, pañales desechables y Nestum. Dentro del auto estaban Jaén, su mujer y un supuesto abogado que manejaba un automóvil.
A los dos días de haberse cometido el rapto, Julissa comenzó a cuidar a la bebé.
Pero no todo lo que dijo Julissa Ortega fue realidad. Habían cosas que eran verdad y otras que eran mentiras.
También mintió en la descripción del carro con el que transportaron a la niña secuestrada, ya que dijo que era negro, pero en realidad era de color celeste.
Al inició habló sobre la participación de dos sujetos identificados como: "Caco" y "Fulo Puertas" a quienes desvinculó posteriormente como al supuesto abogado, al señalar que ni los conocía.
Pero una nueva arista iba a surgir en las revelaciones cambiantes de Julissa Ortega, al afirmar que Ana María Díaz, quien mantuvo una relación sentimental con Castor Serrano padre de "Moniquín", y con quien mantiene una hija, efectuó amenazas contra Mónica García de Serrano durante los días previos a la desaparición de la niña.
La madre de la niña desaparecida, dijo que había recibido llamadas de amenazas por parte de Ana María y recibió una llamada anónima, en la cual le decían: "Una mujer llegaba con un bultito como a la una y media a 2 de la mañana en Los Rosales, esa persona señaló que la madre de la menor iba a llorar lágrimas de sangre, porque esa persona quería más a su hija Mónica que a la de ella".
La Policía dio con la identificación de la llamada, que provino desde la casa de Ana María Díaz.
Ana María Díaz reconoció que tuvo una relación de pareja con Castor Serrano, de la cual nació una niña.De allí surgió la versión de Ortega, cuyo supuesto móvil del secuestro fue una venganza "amorosa".
Díaz y Jaén se conocían desde Arraiján, por nexos del propio esposo de Díaz con el parapléjico.
La sentencia proferida por el tribunal da cuentas de dos hipótesis como móvil del secuestro: "por espíritu de venganza por parte del señor Jorge Jaén y de la señora Ana María Díaz. Se indica, que el señor Jaén quería cobrarse una deuda que el señor Castor Serrano tenía con él, conducta que también evidencia un móvil vengativo y de lucro".
Julissa Ortega fue condenada a 6 años de prisión por el Juzgado Primero de Circuito Penal de La Chorrera, cinco días antes que se cumplieran seis años de la desaparición de la niña Mónica Milagros Serrano García.
Fue declarada culpable del delito contra la libertad individual agravada junto a: Jorge Jaén, Ana María Díaz, Jorge Baltazar Vera, Petra Barrera de Jaén y Kathia Esther González.
El juzgado dictó la absolución de Javier Antonio Puertas, alias "Fulo Puertas", Marcos Antonio García, Yenid Rada Calero, de nacionalidad colombiana, amiga de Julissa Ortega y Daniel Rovira Araúz, a quienes la secuestradora desvinculó del proceso.
