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Mesada

Milciades Ortíz | Catedrático

Varios de mis compañeros de salón del Instituto Nacional me dijeron que sus padres les daban lo que se conoce como "mesada".

Era un dinero para gastar el joven y lo recibían por semana.

Realmente no era mucha plata. A uno le daban un balboa, a otro balboa y medio. El que más recibía conseguía cinco balboas.

Me llamó la atención, porque nunca mis padres me habían dado plata "para mis gastos personales".

Así que me armé de valor (confieso que hablar ciertos asuntos con mis padres me atemorizaba) y le conté a papá.

Muy serio me dijo: "�Quién paga su comida, su escuela, le da la ropa y zapatos, y paseos los fines de semana?".

Confesé que era él. Entonces con voz tranquila afirmó: "Esa es su mesada".

Nunca mientras fui niño, joven y adolescente recibí de mi padre una "mesada".

Con los años, me enteré que la mesada tiene varios fines educativos. Por lo tanto, no solamente es que le den plata a uno.

Hay expertos en educación infantil que señalan que desde corta edad los niños necesitan saber "el valor del dinero".

"Los hijos deben conocer cómo hacen los padres para conseguir el dinero para manejo del hogar y cómo se gasta", recomiendan los expertos.

Debo señalar que aunque mi padre no me dio mesada, sí buenos consejos para manejar la economía personal.

Decía que "uno no debe gastar más de lo que gana", algo que ahora con el crédito no funciona. �l pagaba de contado y decía que así sabía "cuánto dinero tenía". Además, no le caía nada bien eso de pagar plata en intereses por compras a plazo.

Ambos también me dieron una receta práctica para no tener problemas económicos.

"Siempre hay que guardar algo de plata en el banco", se convirtió en una manera de vivir que todavía practico.

Desde niño me abrieron una cuenta de ahorros "para que guardara algo".

Recordé eso de la mesada hace semanas. Resulta que una ejecutiva de un negocio de ropa para niños y jóvenes comentó cómo llegaban algunos niños con billetes grandes a comprar, incluso le llamó la atención que algunos tuvieran tarjetas de crédito "de oro", que son las más caras.

Claro que son chiquillos de familias con dinero, para quienes su mesada debe ser cuantiosa.

Al final, yo di mesada a las hijas, aunque no me gustaba mucho...



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