"¿Dónde está mi papi?"
La pregunta retumba en la salita conmoviendo a los presentes. Las miradas descienden hacia un pequeño.
"Santiaguito" todavía no tiene alcance para comprender que a su padre, Santiago Armando Borbua, lo mataron de dos tiros y que aún los asesinos andan por ahí, en libertad.
La mirada verde de "Santi", como lo llamaban cariñosamente, se apagó a los 23 años, cuando tenía por delante un futuro prometedor, pues hacía poco que se había graduado como Marino Ordinario.
Soñaba con tener un trabajo seguro para mantener a su pequeño hijo y ayudar a sus padres.
Había trabajado en la empresa 'Ocean Pollution Control', donde lo recuerdan con cariño.
La muerte de Santiago ha sorprendido a la comunidad colonense que se pregunta si la vida ha perdido el valor, ya que hay proliferación de mercenarios que disparan sin tener motivos aparentes, como ocurrió el pasado domingo.
Gregorio Borbua, abuelo de "Santi", se quedó con la comida que le llevaba a su nieto, quien minutos antes de encontrarse con la muerte le pidió algo para comer.
"Amo a mi nieto. Creo que le dispararon por alguna mujer", dijo llorando el abuelo. Solo puede pensar que quienes mataron a su nieto lo hicieron porque estaban celosos por alguna relación sentimental. No encuentra otra explicación.
Su abuelo, que lo crió como si fuera su padre, comentó que Santiago era amante de 'chatear' y de mantenerse ocupado en la computadora recibiendo y enviando mensajes a través de las páginas de entretenimiento.
Recordó con tristeza que se graduó recientemente en el curso que dictó el Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano (INADHE). El próximo año, a partir de enero, iniciaría labores en los trabajos de la ampliación del Canal de Panamá, en el sector atlántico.
EL ASESINATO
Eran pasadas las 4:00 de la tarde del domingo 7 de noviembre cuando varios sujetos pasaron en un vehículo sedán de color gris, por la Calle 5 de la avenida Bolívar. Uno de los que se convirtieron sus verdugos se bajó del auto y le disparó casi a quemarropa.
Santiago acostumbraba visitar ese lugar de la Calle 5 donde vivió por muchos años con sus abuelos. En sus momentos libres le gustaba jugar fútbol con sus amigos del barrio de la Calle 5.
El joven recibió un proyectil en el rostro y otro en el hombro. Fue trasladado al Hospital Manuel Amador Guerrero, en Colón.
A pesar de los esfuerzos por mantenerlo con vida, en su traslado hacia el Hospital Santo Tomás murió en horas de la noche del mismo domingo. Hacía poco tiempo que "Santi" había perdido de forma violenta a un primo que amaba como a un hermano.
La Policía Nacional en Colón continúa las investigaciones para dar con los responsables de este crimen.
DOLOR: OTRO HUERFANO - 4 AÑOS
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