La muerte de la pequeña Hanna Yineth Fernández Gill, una de las siamesas que fueron separadas el pasado 28 de septiembre, no ha sido un golpe duro solo para su familia. El país entero ha sentido la pérdida, en particular los miembros del equipo de médicos panameños que participaron en la operación de separación, y todos quienes en alguna forma colaboraron con el esfuerzo y cubrieron la noticia.
La niña falleció a las 7:35 pm del domingo por un paro cardíaco. Su situación desde que fue operada era seria, ya que sus riñones no funcionaban y presentaba un cuadro de coagulopatía.
Sarita, madre de Hanna Yineth y la hermana sobreviviente Hanna Yaneth, ha mostrado una fortaleza sorprendente. Sobre todo si tomamos en cuenta la presión a la que ha estado sometida en los últimos meses, y el asedio de los medios que deben cumplir su labor de informar al país sobre los pormenores de la primera separación de siameses ocurrida en suelo panameño.
Lo sucedido no quita méritos al esfuerzo extraordinario y desinteresado de los galenos panameños que realizaron la separación exitosamente. Se trata de un riesgo que todos los involucrados conocían. El porcentaje de supervivencia de los gemelos siameses está entre el 5% y el 25%, dependiendo de la región del mundo donde nazcan. Nadie tiene la culpa de lo que sucedió.
Ahora, la familia debe concentrar todo su amor y sus esfuerzos en Hanna Yaneth, quien se ha quedado sin su hermanita. Hacer de esta pequeña de solo un año una persona de bien, y una ciudadana productiva es la mejor forma de honrar la memoria de una de las "Panamesas". No te olvidaremos Hanna Yineth.