La cultura del licor en Panamá (y en muchos lugares del mundo), provoca que muchos padres de familia cometan el grave error de introducir a sus propios hijos menores de edad en la bebida.
Como toda droga, una vez el licor toma el control de un individuo, es extremadamente difícil zafarse de sus garras.
A diferencia de la cocaína, la heroína o la marihuana, el alcohol es legal, lo que le da una falsa etiqueta de "inofensivo". Aún así, más gente muere en las calles y pierde a sus familias por el alcohol que por cualquier otra sustancia. El alcoholismo es una verdadera tragedia.
Es por ello que hay que tener lo que se llama "criterio formado" antes de comenzar a ingerir licor. Pero muchos jóvenes en este país ya están bebiendo desde la tierna edad de 12 años. Eso sí es ilegal, pero ninguna autoridad parece perseguir eso.
Sin darnos cuenta, los padres ofrecemos a nuestros hijos patrones de conducta que ellos consideran que son los mejores, porque vienen de sus padres. ¿Quién mejor que mi papá? Eso decían ellos, pero no se daban cuenta que el molde de sus papás no era el correcto. Ellos hacían lo que la sociedad deplora que es el embriagarse hasta perder la razón y la responsabilidad de criar a nuestros hijos.
Es muy común ver que la sociedad acepte que los varoncitos beban desde muy temprano. "Déjenlo, eso los hará ser hombre". No se equivocaron cuando dijeron esto. Sí, serán hombres, pero hombres reprochados por sí mismos sin un horizonte claro de qué es lo que quieren en sus vidas y cuidado que con muy pocas posibilidades de existir más allá de los 30 años.
Si usted premia a sus hijos por "chupar" en casa, porque dice que es mejor que lo haga en una cantina, está sepultando a su sangre.
Despierte amigo, criar no es jugar. Todos sabemos que existen reglas de hombres que prohíben el licor a los menores de edad.