Hanna Yinneth, un angelito que junto a su hermana unió a los panameños, está en el cielo. Su corazón cansado dejó de latir la noche del domingo.
Sarita Gil, la madre de la bebé de poco más de un año, llora por dentro. Se mantiene sedada y guarda sus fuerzas para la pequeña Hanna Yanneth, quien en casa se recupera satisfactoriamente de la cirugía.
"No he llorado. He tratado de mantenerme fuerte, pero créanme, por dentro estoy que reviento, mas estoy fuerte por Hanna Yanneth", dijo Sarita.
Las fotografías de "Yin" y "Yan" sonriendo juntas son vistas, una y otra vez, por familiares y amistades que se encuentran en el hogar de las niñas, una humilde residencia en la que el lujo no existe, pero sí el amor, el cariño y la solidaridad.
La historia de estas siamesas se inició hace más de un año, al nacer unidas por el hígado. Hace trece días, los panameños aplaudieron una exitosa cirugía en la que Yanneth y Yinneth fueron separadas por personal médico del país, el cual fue asistido por dos especialistas argentinos.
Sin embargo, Yinneth presentó dificultades tras la cirugía mientras que Yanneth evolucionó satisfactoriamente.
Yinneth luchó por su vida hasta el final. Pero su pequeño corazón no resistió un paro cardiaco, dejó de funcionar.. descansó.
Una de las preocupaciones de Sarita, con respecto a la pequeña Hanna Yanneth, es su estado emocional ante la desaparición de su hermanita.
"Está bien gracias a Dios, pero yo trato de ser fuerte delante de ella porque existe una conexión de madre e hija.
Ahora lucharé por mi hija que me queda y vivir con el recuerdo de mi hermosa 'Yin'", expresó la resignada madre.