El momento de enfrentar la dolorosa despedida le tocó ayer, martes, a cinco familias que perdieron a sus seres queridos en la tragedia de Pacora.
Al igual que en los funerales ya realizados de las otras víctimas, el dolor por la pérdida era expresado de manera visible por las lágrimas y lamentaciones de los allegados.
Y es que muchos de los asistentes aún no pueden asimilar del todo que en un abrir y cerrar de ojos un cruel accidente les haya arrebatado a personas con las que tan sólo unas horas antes conversaban y hablaban de planes para el futuro.
Un futuro que ya no llegará porque las ruedas de un pesado camión terminaron por borrarlo.
La iglesia católica "Nuestra Señora de Guadalupe", en Las Garzas, fue por segundo día escenario de un sepelio múltiple.
Aunque a diferencia del lunes, el templo no estuvo lleno a capacidad, el sentimiento que allí se percibía era similar en intensidad al de los cinco funerales de la jornada anterior.
En tres féretros frente al altar estaban los cuerpos sin vida de Eulalia Rodríguez, única víctima de la camioneta Nativa que fue colisionada en primera instancia por el volquete.
A su lado, su padrastro, Sebastiano Morales Hernández, que por esas circunstancias de la vida viajaba en el bus 8RI-7784, cuando retornaba al hogar.
Frente a los dos cuerpos, la inconsolable madre y viuda Maximina Rodríguez, quien no puede comprender aún por qué el destino le hizo esa mala jugada.
En el tercer féretro estaba Aracelly Bocanegra, una de joven humilde del lugar que retornaba de laborar y que al igual que sus otros 23 compañeros de infortunio no tuvo oportunidad ni de despedirse de sus seres queridos.
La homilía estuvo presidida por el Obispo Auxiliar, José Domingo Ulloa, quien se solidarizó con el dolor de la comunidad y les recordó que todo el país comparte sus sentimientos.
Camino a su última morada en el Cementerio de Utivé, el cortejo atravesó el sitio del accidente sobre la vía Panamericana.
OTRAS DESPEDIDAS
En horas de la mañana del martes, en la Iglesia "Evangélica Palabras de Vida", ubicada en la 24 de Diciembre, se realizó el culto de despedida a la ex trabajadora del INADHE, Jeny Rodríguez, quien dejó en la orfandad a cuatro hijos.
Rodríguez, quien además de laborar en ese lugar se capacitaba para tener un mejor porvenir, abordó el autobús en el Centro Comercial La Doña después de una ardua jornada de trabajo y en espera de reunirse con sus hijos para ayudarlos en los quehaceres escolares.
Hoy, esos menores son cuatro de los 27 huérfanos que deja la tragedia, los que quedarán al cuidado de su abuela.
También al medio día de ayer, en una iglesia del corregimiento de Juan Díaz, se realizaron las exequias de la enfermera Rosa Ruiz Mejía.
Al sepelio acudieron allegados de la víctima, los que acompañaron a los familiares en ese momento difícil.