Para entrar en este tema, hay que dejar en claro un concepto a nuestros lectores: el de la llamada "Inteligencia emocional".
Esta no es más que " la capacidad para saber identificar, expresar, y manejar adecuadamente las emociones, así como para saber adaptarse a cualquier situación y manejar adecuadamente las relaciones interpersonales con el objetivo de encontrar un bienestar en nuestras vidas".
Según el autor Daniel Goleman, hay dos tipos de Inteligencia Emocional: la Inteligencia Intrapersonal, y la Inteligencia Interpersonal.
Con la primera logramos aprender a autoevaluarnos de un modo objetivo y claro y a aceptarnos como somos, apreciando nuestras virtudes y defectos.
La segunda es la capacidad para poder relacionarnos en una forma apropiada con las personas que nos rodean.
Habiendo establecido estos puntos básicos, todos debemos recodar a algún conocido que sencillamente no lo conmueve nada. Pareciera que tiene corazón de piedra. Usted observa a este tipo de personas en todos los lugares: la casa, empresas o en su barrio.
Aunque a veces dan la impresión de ser humanos como cualquier otro, de inmediato retoman su actitud insensible a todo lo que lo rodea. Es probable que ese tipo de personas tengan sentimientos encontrados o confundidos y adoptan esa frialdad como una especie de caparazón para esconderse, tal como sucede con el camaleón, que recurre al mimetismo para protegerse.
Lo anterior no implica necesariamente que sean malas personas, pero la incapacidad o resistencia a mostrar emociones es indicativo de una verdadera desviación psicológica. Una que incluso podría significar peligro.
Está comprobado que los trastornos relacionados con la supresión de las emociones, pueden generar en los jóvenes y adultos el desarrollo de conductas de riesgo, como el consumo de drogas, el alcoholismo o el tabaquismo.
Todo indica que a esas personas una mala experiencia le pudo afectar su capacidad afectiva y piensan que el resto de la sociedad quiere hacerle daño o aprovecharse de ellas.
Claro que en el mundo hay gente mala, pero la mayoría es buena. A los insensibles les digo que no teman abrir sus corazones a sus amigos, de lo contrario siempre estarán solos y esto es algo muy triste para cualquiera.