Mientras el deporte criollo se debate en una crisis por la pugna en torno a la dirección de PanDeportes, los panameños que militan en las Grandes Ligas han dado lustre este año al país.
Primero fue Mariano Rivera, quien a fines de junio alcanzó el número mágico de 500 juegos salvados. El cerrador de Puerto Caimito logró su hazaña en 15 temporadas con los Yankees de Nueva York y sólo es superado por el también lanzador activo Trevor Hoffman
Esa hazaña de Rivera no es casual. Durante su permanencia en el mejor béisbol del mundo ha sido un cerrador consistente y así lo demuestra el promedio de efectividad durante su carrera que está por encima del 90%
A esa alegría que llenó a Panamá hace poco, ahora hay que sumarle los 300 jonrones conectados por el coclesano Carlos Lee, quien anoche logró grabar con letras doradas su nombre con un largo cuadrangular para su equipo los Astros de Houston.
Lee logró su vuela cerca No.300 en apenas 10 temporadas. Ben Oglivie, otro panameño que jugó en las Grandes Ligas el toletero criollo que más se le acerca al aguadulceño, con un registro de 235 cuadrangulares.
Mariano Rivera y Carlos Lee son ejemplos para la juventud panameña y demuestran que con un poco de apoyo, el talento local puede hacer grandes cosas.
Ese tipo de logros deben hacer entender a los dirigentes locales sobre la necesidad de enseriar el manejo deportivo en el país, porque es a través de las diversas disciplinas que muchos chicos humildes pueden tener la oportunidad de descollar y labrar un mejor futuro para ellos y su familia.