Los acuerdos logrados en la madrugada de ayer entre una Comisión de Alto Nivel del gobierno y el Sindicato de Trabajadores de la Chiriqui Land Company (SITRACHILCO), que permitieron levantar la huelga en COOSEMUPAR, es como alargar la crisis de la cooperativa bananera.
A menos que se concrete el aumento de B/.1.40 por caja de banano que COOSEMUPAR le vende a la transnacional Chiquita Brands, dentro de pocas semanas estaremos viendo el mismo problema financiero en las bananeras de Puerto Armuelles.
De nada sirve que cambien al gerente interventor de COOSEMUPAR o a la directiva de esa cooperativa, cuando el problema es que los gastos son mayores que los ingresos.
Al mismo tiempo, los trabajadores deben entender que como cooperativistas son ahora dueños de la empresa. Son obreros convertidos en empresarios y por lo tanto una huelga es hacerse el harakiri.
Las deudas de COOSEMUPAR ya suman cerca de 30 millones de balboas y el gobierno lo subsidia cada cierto tiempo para evitar una explosión social en el distrito de Barú y que se pierdan las casi 3, 000 plazas de empleo que genera la actividad bananera.
Puerto Armuelles tiene una historia de lucha social. Su sindicato ha sido uno de los más fuertes del país y hoy día a pesar de las dificultades que enfrentan ahora en su papel de empresario, sigue movilizando a las masas de esa población chiricana.
Así las cosas, lo importante es buscar una solución permanente y no estar como el bombero que apaga los fuegos que se desatan por doquier. El problema fundamental de COOSEMUPAR es de tipo financiero y esto sólo se resolverá hasta tanto se logre al menos un equilibrio entre egresos e ingresos, de lo contrario la crisis será permanente.