Los que apoyan la ampliación del Canal de Panamá y los que objetan la iniciativa, observan el color de las cosas según el cristal con que se mira.
Para el economista Juan Jované en el proyecto de ampliación del Canal de Panamá, hay “suficiente incertidumbre” por lo que sería irresponsable embarcarse en algo que afectaría a las generaciones que vienen.
En un foro celebrado en la Universidad Tecnológica (UTP), Jované cuestionó que la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) para justificar el proyecto estima un aumento del 3% anual en la demanda, cuando la realidad histórica ha sido del 1.5%, por lo que están metiendo al país en un gran riesgo.
A juicio de Jované el argumento de que el Estado no es garante de las deudas que contraten para el proyecto no es cierto, porque la ACP no es una empresa privada. El propio Fondo Monetario Internacional advierte que si las proyecciones de la ampliación caen es el escenario bajo, el país implícitamente debe responder.
Para el también exdirector de la CSS, si nos embarcamos en un proyecto valorado en B/.5, 250 millones y esto falla, la generación que viene atrás no tiene posibilidades, porque el país va a estar tan agotado que no vamos a poder ni siquiera decir: nos equivocamos.
En tanto, Francisco Miguez, coordinador del proyecto de la ampliación del Canal, las proyecciones utilizadas por la ACP son serias y hecha por gente seria.
Miguez reveló que el proyecto en sí tiene el costo de $3, 700 millones, pero de manera responsable se incluyeron otros costos de contingencia e imprevistos.
El proyecto no está subestimado ni con números inflados, expresó el funcionario, destacando que si el Canal no se amplía, la carga se iría por el Canal de Suez.
Francisco Miguez dijo que para los estudios de la ampliación se utilizaron ciento de escenarios, incluyendo un cataclismo económico.
El coordinador cuestionó a los críticos que alegan que el proyecto no sirve, pero no dicen que la alternativa de no hacer nada es peor.
Además expresó que otros alegan que es mejor esperar tres años más para estudiar mejor el proyecto, pero lo que subyace en la espera, es que lo haga otro gobierno y no el actual.
Sobre el financiamiento de B/.2, 300 millones dijo que esa suma se pagaría en 8 años, un poco más del tiempo que utiliza cualquier panameño para pagar el préstamo para la compra de un auto nuevo.
Miguez aseguró que la demanda estimada se cotejó con la industria naviera que está poniendo su dinero en la propuesta y desmintió que la ACP esté jugando con los números.
Para justificar el proyecto, Miguez destacó que hoy mover un contenedor por el Canal transportado en un barco Panamax cuesta $830; si se hace por Suez es de $1, 070, pero la cifra se reduce cuando se usan los grandes buques PostPanamax, que no pueden transitar actualmente la vìa acuática panameña.
Sin embargo, el funcionario de la ACP advirtió que si nos quedamos quietos, perdemos la ventaja competitiva, porque el Canal no es monopolio y tiene competencia agresiva.
También reconoció que el proyecto tiene riesgo, pero moderado, por lo que es temerario decir -para meter miedo- que es algo de alto riesgo.
Según Miguez, la ampliación es un proyecto similar a lo ejecutado en 1914 con tecnología del siglo 21.
Francisco Miguez rechazó los cuestionamientos de algunos que dan a entender que los cientos de personas que trabajaron en el proyecto, tanto nacionales como internacionales, todos son unos chambones.