Tres ataúdes blancos se convirtieron en la última morada de los tres pequeños muertos el pasado sábado en Villa Luzmila, Colón, cuando la casa que habitaban quedó sepultada por la tierra. El más grande de color oscuro, era de la madre y tía.
El fuerte sol acompañó ese último adiós y dejó atrás la lluvia que le arrancó la vida a esas cuatro personas. Las palabras de condolencias eran difíciles de pronunciar porque el dolor era compartido hasta por quienes no eran parte de la familia. Las lágrimas se confundieron cuando abrieron los ataúdes.
Un hombre acongojado que necesitó salir de la iglesia para buscar un poco de aire, fue Hugo Sánchez, quien no ha dormido desde que perdió a su familia.
Las palabras ni siquiera le salen de tanto llorar; sus ojos hinchados reflejan el dolor que no se puede explicar. Ese dolor lo viven también Alexis Sánchez y Lizneica Contreras, los padres de Belkis, excelente alumna del Primer Grado A de la Escuela República de Uruguay.
La fila de estudiantes de ese plantel acompañó al cortejo y no faltó la sonrisa inocente de los compañeros que decían: "allí está acostada nuestra amiguita Belkis".
La iglesia Virgen del Carmen se llenó antes de la hora de la misa.
Ese día que ocurrió la tragedia, el lodo sepultó a Edith Anacelis Sánchez, de 25 años; a sus hijos Hugo Enrique, de 4 años, y Elda Ibeth, de 2 años; su sobrina que paseaba en casa, Belkis Lisnet Sánchez, de 6 años, y un amigo del esposo de Edith, Eliécer Ábrego, de 23 años.
SOBREVIVIENTES
Los únicos que se salvaron de morir fueron Hugo Sánchez y Kaira Sánchez, esposo de Edith e hija de su primer matrimonio, quienes habían salido a comprar un tanque de gas.
La solidaridad que recibió la familia Sánchez fue grande en la provincia de Colón.