La bancada de diputados oficialistas aprobó reformas laborales para el área económica especial de Barú, donde se localizan las plantaciones bananeras de Puerto Armuelles.
El propósito del Gobierno es intentar reactivar las actividades bananeras que desde hace dos años están paralizadas, dejando sin empleo a casi 3,000 obreros y hundiendo a la región en una grave crisis económica.
Los principales cambios son que las empresas podrán operar durante seis años sin concertar convenciones colectivas de trabajo con los obreros. Asimismo, los trabajadores y las compañías son libres de fijar el día de descanso semanal obligatorio, que podrá recaer en cualquier fecha, sin la obligatoriedad de que sea un domingo.
Las reformas han sido objetadas por los grupos sindicales, pero la realidad es que fracasó el experimento de la Cooperativa de Servicios Múltiples de Puerto Armuelles (COOSEMUPAR). El llamado oro, verde que hizo progresar al distrito del Barú, está afectado por plagas, los trabajadores ya no reciben salarios y la pobreza galopa.
Las deudas y las facturas se acumulan. Sólo al Banco Nacional y al Seguro Social se le deben $40 millones. Los sindicalistas metidos a empresarios no lograron sacar a flote a la empresa que por décadas explotó la transnacional Chiquita Brands. El subsidio periódico del Estado les permitió muchas veces pagar la planilla, pero no había fondos para comprar fertilizantes, maquinarias y otros insumos.
Las negociaciones con compañías serias como Del Monte para que se hicieran cargo de las plantaciones no prosperaron.
Los cuentos de sirena de una gran refinería que sería instalada en Puerto Armuelles se derrumbaron como castillos de arena. Casi nulo también ha sido la declaratoria para establecer una Zona Libre en Barú. Ojalá que ahora con las reformas laborales puedan llegar los inversionistas y Barú recupere la actividad que perdió hace más de siete años con la salida de la Chiquita Brands.