Una junta es una tradición que data desde hace mucho tiempo por acá por los andurriales de nuestro interior; pues esa gente sencilla comprende que el trabajo en grupo y sin remuneración en dinero, les ayuda a todos por su condición de pobres.
Por tales razones, las juntas se instituyeron y se celebran para limpiar montes, sembrar y cortar arroz, construir y embarrar una casa; en fin son trabajos colectivos de diversos quehaceres, que comunitariamente disminuyen los rigores de la miseria.
CORTAR ARROZ
Cuando las espigas del arroz están doradas, señal que hay que recogerlas, el campesino pobre del interior, que no tiene dinero para pagar una peonada, menos para pagar una moderna cosechadora que su dueño cobra B/.80.00 la hora, recurre a sus amistades, vecinos y familiares para realizar la “junta para cortar arroz”.
Temprano en la mañana van llegando hombres y mujeres a la casa del dueño de la junta. Los hombres se van salomando y gritando rumbo al arrozal, y las mujeres se quedan en la casa con la esposa del de la junta para preparar el sancocho de gallina y arroz blanco para cuando regresen los cortadores de arroz.
CAMARADERIA Y AMISTAD
En estas juntas, además de la camaradería y amistad de los participantes, también hacen competencias para saber quiénes cortan mayor cantidad de “manotadas de arroz” (cantidad de espigas que puede agrupar las dos manos de un hombre adulto atadas a un hilo después). Por eso, los cortadores se fabrican sus propias maquinitas cosechadoras, que consiste en una cuchilla excesivamente afilada, del tamaño de la palma de la mano. Esta provista de una base que se asienta en la palma de la mano y es sujetada con tiras de cuero. El diestro cortador cada vez que empuña las espigas, las está cortando; y así las va agrupando hasta formar las manotadas. Cuando se cosecha todo el arrozal, las manotadas son apiñadas una sobre la otra en la casa del agricultor formando un bulto gigante en forma de piña.
"DESGRANADORA MANUAL"
Cada manotada de arroz (cuando ha secado totalmente semanas después de su cosecha) el campesino agricultor desprende los granos en una “desgranadora” que el mismo confecciona. Consiste en un rectángulo grande como el tamaño de una cuna de bebé forrado en hoja de lata y lona en los costados más altos (para que el grano no salpique), y un bastidor de alambres de cuadrito en donde golpea fuertemente las espigas que se desgranan y se van colando por los hoyitos del alambre y acumulan en el cajón de hojalata. Esta junta que hoy mostramos fue en el distrito de Pedasí, provincia de Los Santos, donde se utilizó una hectárea de terreno y se cosecharon 870 manotadas de arroz.