Las oportunidades de turismo ecológico que ofrece el pueblo de Cacao son muchas, ya existe un grupo de jóvenes que ha demarcado las rutas de ascenso al cerro Trinidad, desde donde es posible divisar ambas costas panameñas.
Varios habitantes conservan en sus casas vasijas confeccionadas por indígenas e inclusive piezas de oro, lo que convierte a la zona en una oportunidad para los jóvenes arqueólogos. Aprovechando esa riqueza, el Comité de Turismo planea la construcción de un pequeño museo en donde depositar todas esas piezas.
A todo ello se suman las historias que guardan los pobladores de mayor edad, como la del avión de la Segunda Guerra Mundial que se estrelló en uno de los cerros del lugar y por semanas se escuchó la metralla.
Lamentablemente los restos del fuselaje no se escaparon a la fiebre del hierro y los mismos fueron sacados recientemente a través de una trocha. Algunos muchachos rescataron una de las ametralladoras y otras partes. Todo eso y más es Cacao.