Los polifenoles del té verde son potentes antioxidantes. Algunos estudios han demostrado que los polifenoles más frecuentes del té verde (catequinas) son más potentes para suprimir los radicales libres, que las vitaminas C o E.
Además, diferentes estudios han comprobado que el té verde es anticancerígeno, siendo capaz de contrarrestar la aparición y desarrollo de diferentes tipos de cáncer. También ayuda a frenar el envejecimiento y el avance de algunas enfermedades degenerativas.
El té verde también presenta acción diurética, bronco dilatadora y astringente (antidiarreica).
Es capaz de reducir los niveles de LDL-colesterol y de triglicéridos plasmáticos, al tiempo que eleva los niveles de HDL-colesterol, el colesterol bueno. Y, gracias a sus propiedades antioxidantes, evita la oxidación del colesterol y tiene un efecto antiaterosclerótico.
La formación de coágulos sanguíneos (trombosis) es la causa principal del ataque cardíaco y angina de pecho, y el té verde ha demostrado ser capaz de reducir la formación anormal de coágulos sanguíneos con una eficacia similar a la de la aspirina, gracias a su actividad vitamínica P.
El té verde disminuye los niveles de azúcar en la sangre, es decir, es hipoglucemiante; y tiene ligeros efectos antibióticos, frente a ciertas bacterias como los estafilococos y algunos virus.