El hombre o la mujer de 60 o más años, han tenido más tiempo y oportunidades que los jóvenes para aprender a amar de verdad, con un amor completo.
"Durante la juventud, en realidad, casi nunca se sabe lo que es amar de verdad; suele más bien ser enamoramiento y pasión. Esto significa que en la mayoría de los casos ese pretendido amor recibe toda su fuerza del impulso instintivo", afirma la licenciada Roxanna Araúz.
Más que amor es un deseo corporal o sentimental que busca al otro para sentirse feliz, pero casi nunca busca la felicidad de su pareja, sino la propia.
En cambio, pasada la juventud, en las personas de carácter sano, el amor suele volverse más maduro y son capaces de amar de verdad a la persona que escogen para compartir su vida, porque entonces ya no es tan fácil que seamos dominados por la pasión ciega o el romanticismo exagerado.
En estos tiempos, sobre todo en las grandes ciudades, se da mucho el fenómeno del divorcio, que sorprende a las parejas de gente de la tercera edad que viven felices después de muchos años de matrimonio.
Estas han aprendido a compartir también la enfermedad, los achaques, las despedidas de los hijos, la muerte de amigos, en fin, su paulatina disminución de actividad e incluso de fuerza, para apoyarse mutuamente y poder decirse: "aquí estoy viejito, cuenta conmigo, te ayudo, viejita, no cargues eso que está muy pesado".
Es en la edad avanzada, cuando su comunión es total, porque quedan atrás egoísmos, vanidades, superficialidades, competencias inútiles, pleitos y malentendidos.
El matrimonio de la tercera edad es el deseo de permanecer unido hasta que la muerte los separe..