La lactosa es un tipo de azúcar que se encuentra en la leche y otros productos lácteos.
La intolerancia a la lactosa se presenta cuando el intestino delgado no produce suficiente enzima lactasa con la cual se digiere la lactosa. Algunas enfermedades pueden causar esta insuficiencia en la producción de lactasa como la gastroenteritis, infecciones virales o bacterianas o también puede manifestarse después de una cirugía intestinal.
Entre los síntomas más comunes podemos mencionar: cólicos abdominales, hinchazón, diarrea, flatulencia, pérdida de peso, crecimiento lento (en niños), heces con olor fétido.
No es una dolencia peligrosa, pero si es necesario tener cuidado, en especial en el caso de los niños, ya que si se suprime definitivamente la leche en la dieta puede causar una insuficiencia de calcio, vitamina D, riboflavina y proteínas.
El grado de intolerancia es diferente para cada persona (algunas sienten trastornos con sólo beber un cuarto de vaso de leche y otros después de ingerir alrededor de un litro).
Para poder determinar cuánto se puede tomar antes de que aparezcan los síntomas, se recomienda no consumir productos lácteos y ninguna lactosa por unas tres o cuatro semanas para eliminar así toda la lactosa del sistema.