Cuando alguien recibe un amplio mandato popular hay que saber utilizar ese poder de manera comedida. El abuso puede enviar mensajes equivocados y alterar la tranquilidad de cualquier nación.
Es innegable que los candidatos del PRD recibieron el apoyo de un pueblo hastiado de un gobierno que dejó crecer la percepción de corrupción, sin tomar medidas concretas para evitar esa mala imagen.
Los resultados desastrosos que registraron los colectivos oficialistas reflejan esa situación y hasta es probable que de no haber surgido la candidatura de Guillermo Endara, el PRD pudo alcanzar hasta un millón de votos.
Cuando se tiene un poder aplastante y se está en vías de controlar el Ejecutivo, la Asamblea Legislativa y poco a poco el Organo Judicial, hay que saber administrar adecuadamente los hilos del poder.
En toda nación se hace necesario la existencia de una oposición responsable que juegue su papel vigilante y sirva de contrapeso. Es saludable la existencia de políticos que se oponga a cualquier gobierno, porque la crítica sana hace corregir rumbos.
En los últimos días observamos algunos mensajes preocupantes. Hubo intento por desconocer el triunfo de algunos candidatos.
También resultó inusual ver a un fiscal Electoral acusando de cuanto le daba la gana a un contralor, por autorizar fondos a una junta comunal en Darién.
Somos claros, no se debe permitir el uso de fondos estatales para favorecer ninguna candidatura y el que incurra en esas prácticas debe ira a prisión. Sin embargo, en esa investigación no pueden involucrarse la enemistad o las pasiones, porque se envía un mal mensaje. ¡Hay que saber controlar el poder!.