El arroz, plato principal del pueblo panameño ha sufrido un alza en sus precios. Sin duda que es un fuerte golpe al bolsillo de los hogares del país, porque hablamos del producto de mayor consumo entre la población.
Lo peor de todo que se disparan los precios y nadie le brinda una explicación al pueblo, salvo el consabido cuento de la oferta y la demanda.
Ya en varios locales la libra de dicho cereal se ubica en los 42 centésimos.
Se estima en 183 libras el consumo anual per cápita. De entre los productos agropecuarios, el arroz representa transacciones anuales por el orden de los 50 millones de balboas. El tema envuelve un número grande de productores, molineros y sobre todo a una gran masa de consumidores.
El gobierno debe buscar los mecanismos para evitar que los precios de productos básicos registren incrementos excesivos, porque ese puede ser un detonante frente a un pueblo que mansamente ha soportado toda clase de aumentos.
Si bien es cierto que los insumos para la producción del arroz, así como el combustible para movilizar la maquinaria que se utiliza en la actividad, registran incrementos sustanciales, también existe la realidad que viven muchos hogares del país, que apenas tienen para subsistir.
El tema es delicado. Hablamos de un producto que forma parte de la dieta diaria de los panameños. Ya los panameños pagan más caro los servicios públicos privatizados, el combustible y la inflación registra dígitos que antes no se alcanzaban.
Especular con el precio del arroz es jugar con candela y con la comida del pueblo no se juega.