Cada fin de semana en Panamá, sobre todo en el área metropolitana, se registra una ola de crímenes y asaltos. Los ciudadanos están a merced de la delincuencia y la Fuerza Pública parece no hacer mayor cosa para frenar el asunto.
La Patria Nueva cuando asumió el poder desmontó los operativos "Mano Dura" que habían implementado los arnulfistas contra el hampa y lo reemplazaron por otro con el nombre de "Seguridad Integral con Firmeza".
De aquel nuevo operativo anunciado en septiembre de 2004 por el recién estrenado ministro de Gobierno Héctor Alemán, sólo queda el nombre. No hay ni seguridad integral ni firmeza contra el hampa. La seguridad pública está haciendo ascuas.
El problema no se limita al peligro que puedan representar los paramilitares y guerrilleros colombianos con sus incursiones a la selva darienita. La violencia ya está en la capital, donde se producen asesinatos y asaltos a cada momento.
Ayer, la Fuerza Pública celebró el Día de la Policía. La oportunidad es propicia para hacer un examen para determinar si la institución está cumpliendo de manera eficiente su obligación de proteger la vida y honra de los panameños.
Indudablemente que no es una respuesta fácil. Surgen las dudas frente a la creciente delincuencia que azota. Las razones para no desarrollar una labor eficiente son diversas: equipo escaso, quizás problemas de liderazgo, falta de motivación y hasta comisionados que están echados y no dan su mejor esfuerzo.
Mientras, los uniformados no desarrollen una labor eficiente y dejen las oficinas refrigeradas para salir a vigilar a las calles, el hampa seguirá controlando las calles y el operativo "Seguridad Integral con Firmeza", no será más que una frase más de mercadotecnia política.