Todo indica que el Tribunal Electoral (TE) se apresta a decapitar a otra candidatura opositora. Ahora se trata del aspirante a la alcaldía de Panamá, Bosco Ricardo Vallarino. Ya antes hizo lo propio con 13 candidatos del partido Cambio Democrático al Parlamento Centroamericano (Parlacen).
La Fiscalía Electoral elevó una solicitud a los magistrados del Tribunal Electoral para declarar no idónea la candidatura del abanderado de la alianza integrada por el Panameñismo, Cambio Democrático y Molirena, debido a que Vallarino adquirió la nacionalidad estadounidense.
La decisión ha levantado ronchas en las filas de la oposición que ya prepara protestas ante el Tribunal Electoral, para no aguantarse de buenas a primeras una decisión contraria, tal como sucedió con los candidatos del CD al Parlacen.
Lo cierto es que el TE está contra el tiempo. Vallarino ha presentado sus recursos e invocó la Doctrina Suárez, adoptada por Panamá en el año 1911, donde se advierte que un ciudadano con doble ciudadanía, recupera sus derechos cuando se establece nuevamente en su país de origen y ejerce sus derechos ciudadanos.
Además ya se preparan acciones para recurrir ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para que dicte medidas cautelares de urgencia para que se respete la candidatura del opositor.
Para la oposición, el pretender inhabilitar a Vallarino busca asegurar el triunfo del candidato oficialista a la Alcaldía, estructura gubernamental que serviría como un cuartel de invierno a los cuadros del Partido Revolucionario Democrático (PRD) ante una eventual derrota de su abanderada a la Presidencia de la República.
Ese tipo de inhabilitaciones deja mal sabor. Es como ganar una competencia deportiva en la mesa y no en la cancha. Al mismo tiempo, se hace necesario que el TE advierta claramente para los futuros comicios, ese tipo de prohibiciones, para evitar situaciones como las que se enfrentan hoy.