Los gremios docentes programan para mañana una asamblea general para determinar si van a una huelga de brazos caídos en siete colegios, cuyos profesores objetan el programa de Transformación Curricular, bajo el argumento que desconocen los detalles de esa iniciativa.
La medida afectaría a los colegios Comercial Panamá, José Dolores Moscote, Richard Neumann, Venancio Fenosa Pascual, IPT de La Chorrera, IPT de Juan Díaz y el IPT de Chichica. Serían cerca de 2, 000 docentes involucrados en la medida que afectaría a varios miles de estudiantes.
Para cualquier padre de familia, resulta incomprensible que después de tres meses de vacaciones, donde debieron resolverse esas dudas, se pretenda ahora a un mes del inicio de clases, paralizar las labores por diferencias entre los gremios magisteriales y el Ministerio de Educación.
Hay colegios, como el Comercial Panamá que tienen varios años consecutivos de no cumplir adecuadamente con el calendario escolar, lo que sin duda afectará el rendimiento futuro de los alumnos que asisten a ese plantel cuando éstos acudan a las universidades.
Los docentes debieran ser los más preocupados por el mejoramiento del proceso de enseñanza-aprendizaje. La educación panameña tiene un bajo nivel y eso se refleja en los resultados de las pruebas a los que son sometidos los alumnos, que son inferiores al resto de varios países. Pero al mismo tiempo, el Ministerio de Educación debe buscar mecanismos de entendimiento y no ir a la confrontación, porque si bien es cierto que los padres de familia reclaman quelas clases no sean interrumpidas, el gremio magisterial tiene fortaleza y no es de los que se rinden fácilmente.
Ambas partes deben acercarse, porque en una medición de fuerza entre el gobierno y el gremio docente, el único fregado es el estudiante.