Obra de retardatorios distraídos es regocijarse entretenidos viendo la ciudad hecha un verdadero muladar con toda clase de desperdicios que bien pueden permanecer muy quedos en cualquier tinaco.
Creo que la pereza se ha tomado las calles, privándonos de poder dirigirnos con especial tranquilidad hacia donde podamos arrojar con pertinencia los desechos productos de nuestras necesidades diarias, porque los que caminan tienen la posibilidad de encontrarse con el peligro de recibir una cornada cuando hay toros al paso.
Indudablemente, esta es cuestión de formación donde la desfachatez funciona como bumerán, le tiraste, pero ahora regreso en tu contra convertida en pandemia incurable.
Podremos tener un presupuesto poderoso, pero la irresponsabilidad posee mayor peso específico que cualquier cantidad de dinero en periodo acumulativo. ¿Cuánto hemos perdido durante el año en lo referente a la recolección de la basura porque ha habido ausencia de buenos hábitos? Con una cultura que repta a ras del suelo qué se puede esperar. Fuera de todo lo enunciado, el IDAAN opera con una monstruosa morosidad, escalofriante y quebrantadura de cualquier erario, 50 millones de dólares esparcidos entre personas que urge ponerse al día en sus compromisos con dichos servicios.
Hay que salir a cobrar estas cuentas, comprando y reparando los camiones compactadores construidos al efecto, en cumplimiento con los parámetros de esas necesidades.
Hay 144 rutas en la ciudad que son cubiertas por 28 camiones, donde 9 de cada 100 contribuyentes están a paz y salvo con la institución. Tenemos que actuar con prontitud, cada segundo que pasa la situación se torna más delicada, causando estado de zozobra con la proliferación de tinacos pestilentes y de "Pataconcitos" insalubres.