Las casas de pencas, zinc y tablones están desapareciendo en el corregimiento de Ollas Arriba en el distrito de Capira, al tiempo que disminuyen las extensiones de tierras ociosas que existían a lo largo de la carretera, luego de que autoridades y algunos terratenientes llegaran a un acuerdo.
El acuerdo consiste en que propietarios de fincas están cediendo parte de sus tierras para la construcción de pequeñas barriadas, en las que aquellas familias que son seleccionadas a través de la Junta Comunal, puedan construir sus casas.
Las familias adquieren entre 500 y 600 metros a un costo aproximado de 1,200 balboas, que cancelan a razón de B/30.00 mensuales, lo cual asegura Reinelda Padilla, es una gran oportunidad para mejorar sus condiciones de vida.
Reinelda, quien asegura estar bastante avanzada en la construcción de su nueva casa, recuerda que por años vivió en casas de alquiler y muchas veces se debía decidir entre pagar los B/60.00 del alquiler y comprar la comida, además de las cuentas diarias.
En casa sólo trabajaba una persona y en los últimos años vivían con el temor de ser desalojados por estar atrasado en el pago del alquiler.
Explica además que los materiales para construir la casa le fueron aportados por la Junta Comunal y con esfuerzo propio.
En Villa Isabel, como ha sido denominada la nueva barriada existen nueve casas, algunas de ellas aún en construcción y según el representante del corregimiento de Ollas Arriba, Julio Mariscal, se debe gestionar la construcción de la carretera y la colocación de luminarias.
En otro sector en donde se pudo rescatar mil 600 metros de terreno municipal, que estaban en manos de un particular, se ha podido levantar 19 casas para familias que vivían en precarias condiciones.
Mariscal asegura que en este corregimiento aún existe un grave problema habitacional por resolver, ya que todavía existen familias viviendo en casas de pencas y de barro, por lo que se requiere de una mayor intervención del Ministerio de Vivienda (MIVI).
Los materiales y demás ayuda que se han dado a las familias han sido aportados por el Programa de Inversión Local (PROINLO).
Admitió que ha sido una lucha difícil el poder convencer a los dueños de fincas privadas, que mantenían sus tierras ociosas, a que accedieran a la venta de una parte, para resolver el problema de vivienda, especialmente de familias que vivían en hacinamiento y alquiladas.
Para Reinelda Barragán, la lucha ha sido ardua para lograr colocar la electricidad al igual que perforar pozos e instalar turbinas, para poder abastecer de agua a las casas y no depender exclusivamente de una pluma comunal.
El Tecal, otras de las barriadas que se están formando con estas familias, igualmente está a la espera de que el MIVI pueda apoyarlos con materiales de construcción.