Llegamos a El Guayabo que está a sólo unas dos horas de Colón y muy apartado del pueblo de Penonomé. Un pueblo pequeño, pero que según los campesinos residentes está abandonado por todos los gobiernos que los ignoran y ellos salen adelante como pueden a pesar de las limitaciones.
En esta apartada comunidad en la que la carretera es de lodo no se puede llegar en invierno y en verano se llega con dificultades porque también esporádicamente llueve, al igual hay muchos problemas y los niños enfrentan severos problemas de amebas, dolores estomacales, fiebre y hasta diarrea.
El Guayabo está ubicado en el corregimiento de Toabre en el norte de Penonomé a unas tres horas del poblado de Penonomé, si se va en transporte de doble tracción, pero si no hay transporte hay que caminar más de cinco horas, que es lo cotidiano para los residentes de esta comunidad que está olvidada.
CARRETERA DAÑADA
Entre los múltiples problemas que enfrenta la apartada comunidad de El Guayabo de Toabre se encuentra el pésimo estado en el que está la carretera que conduce al sector y que limita diferentes actividades que estos campesinos realizan en la agricultura y hasta para sacar enfermos a los hospitales.
Desde Boca de Tucue hasta El Guayabo la carretera en invierno es una pesadilla, los lodazales son intransitables, de igual forma en verano la situación no cambia, pues es difícil que los vehículos lleguen hasta la comunidad y ellos deben caminar horas para llegar.
Cristino Villarreta, residente del área, dijo que para ellos es un problema de muchos años el mal estado de la carretera, pues deben caminar horas porque no hay transporte y los pocos vehículos que llegan son esporádicas veces y esto se convierte en una verdadera limitante para ellos.
"Creo que estamos olvidados por los gobiernos, nadie nos resuelve realmente y esta carretera a pesar de los paliativos está en mal estado y aún esperamos por la reparación, pero sólo son promesas sin cumplir y la carretera está en mal estado", manifiesta Cristino.
Juan Flores es otro de los campesinos que está desesperado porque no cuentan con una carretera en buen estado. Para él es triste ver cómo familiares, amigos, vecinos y hasta él van con hamacas caminando horas para llegar a un centro de salud u hospital a atenderse por una enfermedad o mordedura de serpiente, no hay carros porque la carretera no lo permite.
Emiliana es una joven que está resignada y sale todos los días en caballo a realizar sus diligencias, porque asegura no hay manera de que la carretera sea reparada como ellos esperan.
Confiesa Emiliana que a veces la carretera está tan mala que ni el caballo pasa y ellos deben caminar entre los lodazales y sólo esperan que el MOP construya la carretera o por lo menos les dé un paliativo.