La Semana Mayor inició con la conmemoración del Domingo de Ramos en la feligresía católica panameña y el mundo cristiano. El momento es propicio para adentrarnos en familia a compartir las Sagradas Escrituras para recordar el mensaje de Jesucristo.
El panameño toma muy en serio la tradición religiosa de respetar al pie de la letra los consejos que promueven en las parroquias.
El calendario cristiano marca la fecha sublime de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, culminación del calvario, acto que sigue estremeciendo la conciencia de la humanidad después de más de dos mil años.
Desde el Jueves Santo, muchos panameños aprovechan el espacio de días libres para participar del éxodo hacia el interior de la República. Algunos para compartir con familiares los actos religiosos llenos de vistosidad en algunos pueblos de la campiña, y otros por el puro placer de alejarse del bullicio de la ciudad a interactuar con la naturaleza.
Hay que recordar que estamos en el momento oportuno para traer a la conciencia humana los episodios que recogen los Evangelios señalando el camino que ha de seguir el hombre para vivir en un mundo de paz.
Es oportuno preguntarse si el sacrificio que dio el Hijo del Hombre para la salvación de los pecadores, está recogiendo los frutos previstos y en qué medida está cada ciudadano aportando para la cosecha.
Hoy la tragedia del Gólgota cobra nueva dimensión al destacar los graves acontecimientos que sacuden actualmente al mundo y que son desatados por un brutal materialismo.
Que estos días nos sirvan no sólo para despejar la mente del diario estrés, sino también para darnos un baño de conciencia y hacer nuevos planteamientos de orden espiritual.