La palma de coco es la planta cultivable más extendida en el mundo, se localiza en todas las costas e islas tropicales, en Indonesia, India, Filipinas, Malasia, Centroamérica, el Caribe, Suramérica y África.
De las teorías sobre su posible origen, dos han sido objeto de discusión durante mucho tiempo, una de ellas lo sitúa en el extremo norte de los Andes en América del Sur, mientras que la otra da como referencia el sudeste asiático.
Cuando Colón descubrió América, Oviedo encontró una palmera de coco en el litoral occidental del Istmo de Panamá.
Heyerdahl (1953), que cruzó el Pacífico en una balsa de madera aprovechando la corriente del sur del Ecuador, opinaba también que los indios americanos habían llevado los cocoteros a las islas del Pacífico en sus desplazamientos por mar.
Al cocotero se le atribuye más versatilidad que al Árbol de Nim y el bambú, como principal especie aportadora de grasa vegetal, sub-producto muy solicitado en la industria de jabonería y perfumería, al igual que su masa lo es para la fabricación de conservas y horchatas. Ofrece al hombre un sinnúmero de productos: materia prima para el fuego, para techos, fibra de valor inapreciable para la industria textil, la confección de esteras, persianas, cesterías y en la construcción.
La fruta contiene proteínas de alto valor nutritivo y un agua deliciosa y medicinal, envasada y distribuida en Asia y Norteamérica, donde tiene su mercado principal.