Desde que aprendemos a llorar en la cuna, nuestra voz se convierte en nuestra principal herramienta de comunicación. Hasta los animales más hermosos emiten sus diferentes sonidos a través de sus propias "voces" y a algunos los admiramos por ello, a otros les tememos. Igual pasa con nuestra voz. Nos encanta escuchar una voz melodiosa, con buen timbre y color. ¿A quién no? Y nos incomoda escuchar esas voces rasposas, estridentes o chillonas. ¿No es así?
Pero hay algo más que ese sonido que se emite con el aire que sube desde nuestros pulmones y sube a través de la laringe rozando nuestras cuerdas vocales. Esa voz lleva un mensaje desde adentro de nuestra alma. Si estamos deprimidos o si estamos alegres se puede reconocer a través del teléfono, sin que las personas nos vean la cara.
La voz deja ver ese mensaje oculto que a veces no queremos y no podemos expresar.
La voz entonces es un todo, es un resultado sinérgico de diferentes controles, es nuestro cuerpo: el resonador, en nuestras cavidades de resonancia que están ubicadas en la boca, la cara, en el abdomen, en el tórax, en la cabeza; el respiratorio, desde las fosas nasales hasta el fondo de nuestros pulmones de ida y vuelta; el muscular, con todos los músculos de nuestro cuerpo, principalmente los intercostales, el diafragma y los músculos peri laríngeos, intrínsecos de la laringe; los de nuestra cara, los faciales o de la mímica. Las miradas con nuestra sonrisa. Son esas expresiones intangibles pero observables las que nos dejan ver al verdadero ser humano que llevamos por dentro, así que por esa misma razón hay que cultivarlas.
LA VOZ DEBE CUIDARSE Y CONSERVARSE
No sólo es un producto valioso para el que trabaja con ella: cantantes, locutores, profesores, actores.
Las personas comunes también necesitamos de ella. Imagínese recibir una llamada de una persona que apenas puede sonar o producir una voz de características alteradas.
Rápidamente deseamos cerrarle el teléfono. Hasta nos duele su ronquera. O asistir a una entrevista de trabajo con nuestra voz ronca; esto nos baja la autoestima inmediatamente y nos coloca en un nivel de inferioridad frente a nuestro entrevistador. Y si la usamos como herramienta de trabajo debemos conocer prioritariamente los cuidados que debemos tener para conservarla. Entonces, manos a la obra y a conocer un poquito. Les reglaré algunos consejos prácticos y sencillos para tener en cuenta:
Cuidado con hablar en situación ruidosa (discoteca, fiestas, lugares abiertos con ruido, etc.). Esto nos hace perder la retroalimentación auditiva (cócleo recurrencial) de nuestra voz y como no nos oímos, inmediatamente empezamos a elevar la intensidad para que el otro nos pueda escuchar, en detrimento único de nuestras propias cuerdas vocales, sometiendo a nuestro órgano fonador a un gran abuso vocal.
Cuidado con el abuso de la intensidad o el volumen. El que alergias, pues nuestros tejidos están inflamados y la resonancia alterada, y estaremos haciendo uso forzado de toda nuestro aparato fonador y resonador. ¿Te encanta hablar mucho? Pues, hazlo bien, cuida tus pausas, la forma como articula los sonidos, la velocidad de tu habla y coordina tu respiración con tus ideas. Hablar mucho a veces es más un defecto que una virtud y deja al descubierto nuestra necesidad de atención. Control y sencillez en el estilo es lo más adecuado.