Esta avispa puede medir de 3 a 5 centímetros de longitud, su cuerpo es delgado con patas largas y espinosas. Es oscura con alas coloreadas que agita enérgicamente mientras camina sobre flores o al ras del suelo. Su abdomen pareciera que está desprendido del tórax, ya que un delgado hilo los separa; es una cintura que cualquier modelo o presentadora de televisión envidiaría.
Debo aclarar que jamás había visto este tipo de insecto. Lo de “avispa alfarera” es un nombre que le inventé porque tengo dos semanas de observar cómo trabaja magistralmente el barro. Llega con tierra seca (estamos en marzo y todo está reseco), diminutos terrones en sus patas y con un líquido que emite por una estructura llamada hipofaringe, es como una saliva, le permite convertir la tierra seca en lodo o barro, el cual moldea magistralmente construyendo se nuevo hogar que ya alcanza a tres departamentos muy bien diseñados.
Estos animales poseen una excelente vista y tienen ojos grandes, muy separados el uno del otro; su tórax es fuerte; las alas delgadas y, como todas las moscas, solamente poseen dos; las patas comúnmente se encuentran cubiertas por espinas y terminan en afiladas garras.
La habilidad de capturar a sus presas (insectos de menor tamaño) mientras vuelan se facilita por la presencia de solamente dos alas funcionales que le proporcionan inmejorable maniobrabilidad, velocidad y frecuencia de aleteo. Igualmente, los halterios, segundo par de alas reducido y transformado en órgano del equilibrio y orientación, les permite conocer la velocidad del vuelo y si están siendo arrastrado por el viento.
Pude ver que esta avispa cazó a una araña la cual paralizó con una toxina. Luego la transportó a una de las habitaciones terminadas de su elegante mansión. Una vez dentro del nido, depositó un huevo sobre la araña y tapó la celda con tierra; cuando la larva emerja del huevo se alimentará de la araña, que continuará sin poder defenderse mientras se la comen viva.
Para mí todo esto fue sorprendente; pero lo que más me llamó la atención fue que, a pesar de su agresiva conducta, este insecto nunca me atacó... la tuve en la palma de mi mano para verla bien y podérselas describir.