(Enviado Especial). Allí estaba la marea roja, implorando que le dejaran entrar al partido. Unos lloraban, otros cantaban, pero todos sabían que no podían entrar... y como dice aquel viejo adagio: “en guerra avisada, no muere fanático de la Marea Roja”.
Panamá y Costa Rica se midieron en el partido número 30 de la historia entre ambas naciones, tomando en cuenta eliminatorias mundialistas, amistosos, juegos regionales y más, pero ayer fue diferente a todas las demás oportunidades, no hubo aficionados y sólo 680 personas debidamente acreditadas, pudieron pasar a las tribunas, para ver el partido.
“No es posible, yo tenía la esperanza de ver el juego... se lo pedí a mi Jesús”, lloraba Cristina, una aficionada de 22 años del sector de Villa Lucre en ciudad de Panamá. “No puede ser Dios mío”, agregaba mientras otros aficionados alicaídos buscaban desesperados, algunos asientos en restaurantes y bares para ver el partido.
Una gran cantidad de bares y restaurantes del centro de San José se prepararon para atender a los clientes frecuentes, barras bravas de los equipos locales, ahora unidos en una sola camiseta y un solo color... el rojo de la Marea Tica.
Eugenio... un coordinador de planta del restaurante Mariscar, ubicado en la Calle Central de San José, dijo a EPASA que esperaba superar las 200 cajas de cervezas y vender boquitas, camarones, pollo, cerdo y plátanos fritos a toda su clientela.
El mesero de unos 55 años, lentes de maestro y un tímido mostacho puso a andar el cielo movible de su restaurante y encendió la pantalla gigante más grande de todo San José. Más de mil personas presenciaron el partido en ese local.
Algunos panameños nadaban en sus propias lágrimas, pero otros festejaban y coreaban sus gritos en medio de una multitud tica: “Aquí estamos... somos la marea roja, aquí estamos con Panamá”, gritaban.
Rino, Pablo y José aprovecharon para comprar mercancías en el mercado de buhonerías y se alistaron para el partido.
La temperatura estaba agradable, las cervezas Imperial a 2 por 1 y a un precio de mil colones, equivalente a unos 2.10 dólares.
“El precio está bien, además aquí la estamos pasando chévere, dijo Manuel”, un aficionado panameño que viajó en un “busito coaster”, en compañía de algunos familiares y amigos, residentes en Chitré, Herrera.
Panamá y Costa Rica jugaron el segundo partido del Hexagonal Final de la COCACAF, ahora los ticos deben viajar a Trinidad y Tobago para medirse a ese país, y Panamá recibe en su cancha del Rommel Fernández al temido equipo de México, para completar la tercera fecha de una dura prueba que clasifica a tres conjuntos al Mundial de Alemania 2006 y pone a otro en una carrera opcional llamada repechaje.
Ayer en la mañana, algunos aficionados panameños mostraban sus camisetas y banderas en la Avenida Central de San José, Costa Rica. Una chica y su hermana que no revelaron sus nombres dijeron que están acá para divertirse... “no veremos el partido, pero veremos otras cosas interesantes”, explicó mientras de su rostro emanaba una sonrisa agradable y juvenil.
El partido se cumplió... hubo alegrías y tristezas. Emociones, lágrimas, festejos, gritos, abrazos, aplausos y hasta uno que otro vocabulario informal o poco agradable. Así es el fútbol, así es la Marea Roja... así es mi Panamá.
¡Gózalo, porque se acaba!