Años atrás, muy pocas personas hubiesen imaginado que un individuo mataría a otro por el simple placer de asesinar y sin ningún tipo de justificación. Ahora es diferente. Anteanoche, en La Casa del Helado, en Santa Elena, los sueños de un joven de 24 años fueron borrados de forma radical, por alguien a quien nada le importó que este trabajador no le había puesto ningún tipo de resistencia al robo que perpetraron en el local.
Francisco Antonio Umanzor, la víctima, tenía poco más de dos meses de ser dependiente del mencionado negocio y además cursaba el tercer año en la Licenciatura en Administración. Tenía ya responsabilidades que afrontar: una niña de 10 meses a la que mantener.
Tres sujetos, dos de ellos presuntamente menores de edad, agarraron a la dependiente del establecimiento, ante lo cual Francisco salió en su defensa y les exclamó que se llevaran el dinero si querían. Los delincuentes agarraron los $217 de la caja y se retiraron, pero luego uno regresó para expresar: "Yo sí no ando con relajos, yo lo que voy a hacer, lo voy a hacer", y de un disparo en la tetilla izquierda acabó con el trabajador.